Si en algo se puso ayer de acuerdo el tripartito fue en culpar de nuevo al PP por la herencia dejada tras veinte años al frente del Ayuntamiento de Alicante, una situación que según coincidieron está lastrando la gestión del actual gobierno municipal. Tanto el PSOE -a través de su portavoz, Eva Montesinos, y ante el silencio por el que optó el alcalde, Gabriel Echávarri, que se limitó sólo a marcar los tiempos en los turnos-, como Guanyar -en boca del vicealcalde, Miguel Ángel Pavón-, y Compromís -con su portavoz, Natxo Bellido- dedicaron parte de sus intervenciones a reprochar al PP sus años de gestión, ante la deuda económica y reputacional con la que ahora tienen que lidiar.

La portavoz del PSOE recordó la «fiesta de pijamas» [protagonizada por la exalcaldesa, Sonia Castedo, y el empresario Enrique Ortiz] y reprochó a los populares haber puesto en el mapa nacional a Alicante por «los desmanes de la corrupción». «Hemos conseguido cambiar la imagen de la ciudad, el estigma de la corrupción nos ha perjudicado, antes nadie quería salir en la foto. Ahora -continuó Montesinos- Alicante ya no es un activo tóxico». La voz del PSOE en el Debate sobre el Estado de la Ciudad -ya que Echávarri no tomó la palabra para defender la gestión del tripartito- sostuvo que el gobierno local está «sufriendo la resaca», pagando la deuda de las «fiestas de otros». En cambio, llamó la atención el silencio socialista sobre dos puntos clave en el pasado, presente y futuro de Alicante, como son la posible llegada de Ikea a Rabasa y la libertad comercial, un asunto marcado este mandato por los vaivenes del Ayuntamiento. Montesinos sí ahondó en la política turística, su principal competencia municipal.

La corrupción también fue argumento central en la intervención de Pavón, quien optó por dedicar la mayor parte de su tiempo a intentar rebatir toda crítica sobre su gestión en el área de Urbanismo, relegando la polémica por la limpieza a un segundo plano y el resto de áreas a casi la invisibilidad. «La política estaba manchada de presunta corrupción. Ahora hemos pasado página a una etapa vergonzosa y avergonzante». Ésta fue una de las frases que el vicealcalde dirigió a la línea de flotación de los populares, a los que recordó el «power point» sobre financiación con el que el PP supuestamente instruía a nivel nacional a sus cargos. Al margen de la herencia, Pavón habló y mucho sobre Urbanismo. No ocultó su malestar por la falta de personal en el área, lo que a su juicio lastra el día a día en un departamento señalado por el atasco que sufre con, por ejemplo, licencias por un valor de 50 millones de euros por resolver.

El vicealcalde volvió a defender su postura frente a la polémica de los graneles, señalando que es la Autoridad Portuaria la que tiene que pedir la licencia ambiental, defendiendo a los vecinos y añadiendo que, pese a «tener la potestad», no es su «voluntad paralizar» esa actividad «contaminante».

Más equitativo en los tiempos fue Natxo Bellido, quien hizo un recorrido parejo por las áreas que gestiona Compromís, aunque resaltando el «Plan Ciudad». Además, también cargó, como sus socios de gobierno, contra el PP: «Heredamos una ciudad sin ley».