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Un escenario de inestabilidad

El Ayuntamiento afronta mañana el primer Debate sobre el Estado de la Ciudad sin resolver los grandes asuntos pendientes como Ikea, el PGOU, la limpieza y la política comercial

Un escenario de inestabilidad

Alicante afronta su primer Debate sobre el Estado de la Ciudad del mandato sin resolver los grandes temas pendientes: Sin Ikea, sin Plan General de Ordenación Urbana, sin dar estabilidad a la política comercial y sin una estrategia clara de futuro. Un año y medio después del cambio político, la situación en el Ayuntamiento es de inestabilidad, con un equipo de gobierno (PSOE, Guanyar y Compromís) dividido, que enlaza conflicto tras conflicto y que está en minoría frente a la mayoría que suman los dos grupos de la oposición (PP y Ciudadanos) y los dos ediles tránsfugas.

Una situación que obliga al equipo de gobierno a buscar pactos con los grupos de la oposición para sacar adelante los grandes asuntos de la ciudad, como lo serán los presupuestos de 2017. Una política de acuerdos complicada teniendo en cuenta que ni los grupos que conforman el equipo de gobierno local son capaces de ponerse de acuerdo en asuntos clave para la ciudad, como son la política comercial, la gestión de las grandes contratas municipales o la llegada de Ikea a la ciudad.

La situación de atasco denunciada por los promotores en Urbanismo es uno de los asuntos pendientes de resolver por el equipo de gobierno si no quiere comprometer el desarrollo económico en la ciudad, donde el paro sigue siendo un gran problema. El área, dirigida por el vicealcalde, Miguel Ángel Pavón tiene pendiente de resolver licencias de obra y demolición por valor de 52 millones de euros que, para las depauperadas arcas municipales, supondrían un revulsivo de dos millones de euros en el impuesto de obras. El alcalde, el socialista Gabriel Echávarri, asegura estar «preocupado» por el «colapso» en el área que gestiona su socio de gobierno, del que también depende la confección del nuevo Plan General.

Un PGOU obsoleto

Un documento sobre el que «en 16 meses no hemos avanzado nada», le reprochó recientemente el alcalde al vicealcalde. Mientras tanto, la ciudad sigue regida por un Plan General completamente obsoleto, que data de hace 29 años. El paso más importante dado en materia urbanística es el nuevo Catálogo de Protecciones expuesto al público «in extremis» en el mes de junio para evitar que cientos de edificios de gran valor quedaran desprotegidos al caducar la suspensión de licencias aprobada un año antes. Un catálogo al que «todavía le queda mucho recorrido», como el alcalde apuntó para tranquilizar a los empresarios, preocupados por el efecto sobre el desarrollo urbanístico en la ciudad.

La admisión a trámite de la querella presentada por el dueño de un local comercial contra Pavón por presunta prevaricación al no concederle una licencia de ocupación es uno de los últimos episodios en una actualidad municipal muy convulsa. Y es que en un año y medio han sobrado conflictos, aún latentes.

Veladores y graneles

Entre los temas por resolver están la polémica ordenación de veladores y el conflicto entre ocio y descanso que enfrenta a vecinos y hosteleros; la descarga de graneles en el puert0 que, al igual que el asunto anterior, confronta a PSOE y Guanyar; las deficiencias en el servicio de limpieza, que este verano se han intensificado en zonas turísticas como el Casco Antiguo; y la concreción de una política comercial que dé estabilidad a la apertura de los comercios en festivo en una ciudad turística como Alicante. Los bandazos en este último asunto han sido sonados en el último año y medio, con enfrentamientos entre los socios del tripartito.

Tampoco hay acuerdo sobre las negociaciones con Ikea para negociar su implantación en Alicante tras el archivo de la Actuación Territorial Estratégica (ATE) que promovía una empresa participada por Enrique Ortiz en Rabasa. El Consell propone ahora comprar suelo en Rabasa a los bancos para facilitar la llegada de la multinacional y evitar su marcha. Todos los grupos políticos se muestran dispuestos a consensuar el plan, a excepción de Guanyar, que se opone aduciendo que los terrenos de Rabasa deben ordenarse en el futuro Plan General y que así figura en el pacto de gobierno, y ahora Compromís, que dice que no a las planes del Consell mientras estén vinculados a Ortiz.

Un gobierno dividido

Un pacto de gobierno que, pese a los incumplimientos que acumula el acuerdo, sigue sin revisarse para definir unos objetivos claros. Y en esa zozobra se mueve un equipo de gobierno completamente dividido, en el que PSOE (6 ediles) y Compromís (3 ediles) hacen bloque frente a Guanyar (5 ediles) para la toma de decisiones. Una suma de fuerzas que, por ejemplo, ha permitido a PSOE y Compromís licitar las contratas caducadas en manos de Ortiz frente a la oposición de Guanyar, que defendía su municipalización.

Ese es el escenario de división e inestabilidad dentro del equipo de gobierno, en minoría en el Ayuntamiento de Alicante desde que en marzo expulsaran a la edil de Guanyar Nerea Belmonte por dar contratos a personas de su entorno personal y político. Fue la primera edil no adscrita y a ella le siguió el exconcejal de Ciudadanos, Fernando Sepulcre. Así, en un año y medio de mandato la radiografía del pleno es la siguiente: Un equipo de gobierno en minoría, dos ediles tránsfugas y una oposición (PP y Ciudadanos) que también ha tenido sus vaivenes. Los populares, presos del pasado para realizar sus críticas, quedaron descabezados con la marcha de su cabeza de lista, Asunción Sánchez Zaplana, al senado siete meses después de las elecciones. Antes de ella y tras la debacle electoral, dejaron el grupo municipal el exalcalde, Miguel Valor, y José Císcar.

En el caso de Ciudadanos, la marcha de Sepulcre les dejó en junio con cinco ediles y hace una semana escasa el portavoz de la agrupación, José Luis Cifuentes, dimitió y dejó el acta tras la polémica y malestar en la formación naranja que suscitó su ausencia en el último pleno. Cifuentes, catedrático de Lengua Castellana, se marchó a un congreso a Alemania y no asistió al pleno en el que se debatía la propuesta que él mismo presentó para reprobar al edil de Limpieza. Su ausencia permitió al tripartito tumbar la propuesta.

Y en este escenario de crispación, zozobra e inestabilidad se encuentra el Ayuntamiento, que tiene numerosos frentes abiertos y por resolver. Con esta situación se afronta mañana un Debate sobre el Estado de la Ciudad del que se espera autocrítica y propuestas para fijar el rumbo del futuro.

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