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Berlanga vuelve al Puerto

Berlanga vuelve al Puerto

¿Aceptamos pulpo como animal de compañía? Pues va a ser que no. Algo así pero jugando la partida sobre el tapiz del turismo de cruceros es lo que debemos plantearnos ahora mismo en Alicante tras el pomposo recibimiento que dispensó el domingo el Ayuntamiento y el propio Puerto al crucero Zenith -la naviera Pullmantur debe estar todavía frotándose los ojos- que llegó de Málaga y recogió a 700 pasajeros, alicantinos y del entorno geográfico (con Madrid a poco más de dos horas de AVE se puede embarcar en el día). Todo porque, teóricamente, Alicante se convertía en puerto base para los cruceros turísticos. Es decir, y según se entiende, al menos hasta ahora, que la terminal marítima del muelle 14 se convertía en una infraestructura en la que los barcos arranquen y terminen su singladura. Pues sí, pero no. El barco que salió a las 18 horas a ritmo de las marchas de los Moros y Cristianos -ni Berlanga lo hubiera preparado mejor- llegó desde Málaga con tiempo suficiente para que los pasajeros embarcaran sin necesidad de haber pernoctado la noche del sábado en Alicante, ya que eran alicantinos o turistas que viven a un radio que da para llegar y volver en el día a sus casas, cuando el domingo que viene el Zenith vuelva a amarrar en Alicante tras su periplo por las «leyendas» del Mediterráneo. Una noticia buena, sobre todo para el Puerto, pero que no convierte a Alicante en base de cruceros o, si me apuran, lo convierten en una base «light» nada comparable a lo que se entiende, por ejemplo, en ciudades como Valencia, Barcelona o la propia Málaga, desde cuyo puerto arranca y termina la singladura del barco de Pullmantur. Por supuesto que el Zenith no es aquel sucedáneo de crucero que nos vendieron con hace diez años, el Jules Verne, pero tampoco es, por ejemplo, el Costa Mágica, que el pasado 29 de agosto hizo lo mismo en Alicante (embarcar a 141 pasajeros y desembarcar siete días después a 168 turistas) sin tanto bombo y platillo. Insisto, para nada se pueden despreciar las seis escalas previstas del Zenith y ojalá se conviertan en decenas, pero ni el Ayuntamiento, ni el Puerto, ni la empresa que gestiona la terminal deben vender algo que todavía no se ha conseguido. Veintiún años llevan prometiéndonos en Alicante que el Puerto se convertirá en base de los cruceros que surcan el Mediterráneo. El domingo se dio un paso importante, no se está trabajando mal desde que se privatizó la terminal, pero todavía no se ha logrado y, si no, que pregunten a hoteleros y hosteleros si lo notaron en caja. El Zenith no ha sido muy diferente del Costa Mágica. Pues no, a no ser que nuestro objetivo sea captar turistas de la Costa del Sol, donde no sólo hay playas, sino que su capital es icono de lo que debe ser una ciudad turística, incluida la estación intermodal del AVE. Estamos en el camino, pero falta todavía por hacer. Las mascletàs, para Hogueras.

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