«Lo que queremos es que Ikea llegue cuanto antes, no podemos esperar más tiempo, no vaya a ser que se cansen, que ya estaban muy cansados la única vez que hablamos con ellos». En estos términos se pronunció ayer el alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, al ser preguntado sobre el plan que lidera la Generalitat de rescatar terrenos de Rabasa para impulsar la llegada de la multinacional del mueble a la ciudad. «Sería lo mismo que se está haciendo en Elche con Tempe [la empresa del grupo Inditex que diseña y comercializa calzado y complementos]. Veo bien la iniciativa porque así eliminamos toda sombra de corrupción», añadió ayer el regidor socialista dos días después de que este diario avanzara el proyecto de la Generalitat para retener a Ikea.

Echávarri recalcó ayer que la iniciativa en la que trabaja el Gobierno valenciano, aún en fase embrionaria, «no regalará nada a Ikea». «La administración compra el suelo y después lo vende. Además, si hubiera plusvalías, siempre de mercado, revertiría en el erario público. Creo que es una buena idea: elimina toda sombra de duda y si, además, genera un dinero par las arcas públicas, pues mejor», añadió Echávarri, quien se mostró optimista ante los apoyos políticos y sociales que puede sumar el proyecto, que lidera el presidente de la Generalitat, Ximo Puig. Por ahora, el más crítico ha sido el concejal de Urbanismo, Miguel Ángel Pavón (Guanyar), quien se ha remitido al pacto de gobierno para oponerse a que Ikea se instale en Rabasa.