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Destapar crímenes desde la Universidad de Alicante

La Facultad de Derecho y el Rectorado dotan a Criminología de la primera aula de prácticas del país con sede en un campus

Destapar crímenes desde la Universidad de Alicante

Hasta ahora aprendían la teoría sobradamente, pero lo que no basta ya en ninguna carrera, resulta especialmente sensible entre los graduados de Criminología, a quienes se presupone sagacidad y excelentes dotes de investigación para desentrañar los más terribles sucesos.

La Universidad de Alicante dio ayer un paso de gigante en esta línea al dotar a la carrera, junto con la Facultad de Derecho, de la primera aula de prácticas de toda España con sede en un campus.

Los 1.200 alumnos, tanto del grado como del master en Investigación Criminal y Ciencias Forenses, podrán verse ante situaciones tan reales como las que escudriñan los científicos de la televisiva serie del CSI.

Los cuadernillos de prácticas elaborados por el jefe del servicio de Clínica médico forense del Instituto de Medicina Legal de Alicante, Fernando Rodes, a su vez profesor asociado en el departamento de Psicología de la Salud de la UA, guiarán a los estudiantes para poder reaccionar ante cualquier caso que se les pueda presentar en el futuro.

Y, para las prácticas, empezarán por escudriñar hasta el más mínimo rasgo de sus propios labios, sus dedos, sus orejas e incluso su paladar.

«Se pintarán los labios y trasladarán la huella para cotejarla, o harán huellas con sus orejas, como la que deja un ladrón cuando se apoya en una puerta para oir y que puede servir para identificarle», explica Rodes. Todo ello son indicios ciertos que pueden desembocar en la averiguación del suceso más complicado y con los que los alumnos practicarán durante la carrera.

El rastro del paladar

El paladar puede reflejarse en la huella que se deja en un chicle o en cualquier alimento blando, la denominada técnicamente como ruga palatina, y la lectura adecuada de cualquier hueso también asombraría al más pintado.

El aula universitaria está dotada además con restos esqueléticos de hasta una treintena de animales -gallinas, conejos, perros, patos...- que se han ido recopilando los últimos años para este tipo de prácticas, y cuyo explícito conocimiento, como explica Rodes, resulta clave para no confundirlos con huesos de niños pequeños, «como tristemente ha sucedido en recientes casos judiciales».

Asimismo, aprenderán a grabar levantamientos de cadáveres para resolver situaciones en apenas cuatro minutos de inspección ocular. Los propios espacios del campus alicantino servirán de plató para detectar la colilla de turno, el arma, un pelo o un hilo, sin olvidar las pruebas caligráficas, psicológicas y de recopilación de datos que facilitarán las nuevas tecnologías, como concluye el decano, Pedro Femenía.

Tiemblen, pues, los malos de la película, frente a los nuevos graduados de Criminología por la Universidad de Alicante.

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