Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los climatólogos atribuyen la pérdida de la flora en la montaña al calentamiento global

Los estudios de la Asociación Española de Climatología revelan una subida media de dos grados en los últimos 40 años en las áreas más altas de interior

Schmitd-Thome, geólogo de Finlandia, y María José Estrela, climatóloga, con instrumentos de meteorología. PILAR CORTÉS

El cambio climático no sólo está alargando el tiempo seco y la ausencia de precipitaciones en la costa alicantina. También se deja sentir en el interior, en las montañas de la provincia, donde los registros que maneja la Asociación Española de Meteorología confirman que las mínimas ascienden en las zonas más altas y frías, que se están calentando. La vegetación autóctona de la montaña está cambiando y hay especies amenazadas y otras que ya están desapareciendo al no tener suficiente altitud para subir más y adaptarse, como explica María José Estrela, presidenta de la Asociación Española de Climatología, que participa en el congreso internacional que se celebra en Alicante. La temperatura en la montaña ha subido dos grados en 40 años.

En Alicante y en el resto de la Comunidad los estudios muestran un aumento de las mínimas en las zonas altas e interiores, lo que supondrá una provincia mucho más árida, al borde de la desertización, también por las escasas lluvias costeras. Los trabajos publicados por la asociación revelan que no hay que pensar en los efectos del cambio climático dentro de un siglo. «Manejamos datos suficientes para decir que ya está pasando. El clima es más extremo en el litoral, con periodos muy secos y otros torrenciales prolongados, que serán episodios intensos y dramáticos de precipitaciones. Y en el interior suben las temperaturas», explica.

«Realmente se está produciendo una pérdida de agua porque cada vez hay menos sistemas frontales, de procedencia atlántica, que son los que barrían la península y descargaban en las zonas del interior, alimentando pantanos y cabeceras de cuenca. Con datos reales vemos esta tendencia a la baja. Lógicamente esto se traducirá en una falta de agua porque los reservorios se van a resentir, ya no van a tener la cantidad que tenían».

La reducción en las aportaciones que alimentan pantanos y acuíferos afectará a la actividad y a la vida diaria, avisan los climatólogos, que advierten de otra realidad: el mayor riesgo en el litoral de las precipitaciones torrenciales, de procedencia mediterránea, que sin embargo no recargan el sistema hidrológico. Porque, según los científicos, ya no existe lluvia de un solo tipo. El peso que cada una de ellas tiene la conocen ahora tras estudiar su «génesis», es decir, su procedencia, una metodología novedosa que aplican al entender que la suma total, como se hacía hasta ahora, enmascaraba este cambio en el patrón meteorológico. El resultado está claro: un interior cada vez más seco, y un litoral cada vez más torrencial.

Un panorama, el del cambio climático y los peligros naturales, al que tendremos que adaptarnos. El investigador del Instituto Geológico de Finlandia, Philipp Schmidt-Thome, que habló de ordenación territorial y riesgos climáticos en el congreso, considera que el hombre se está aclimatando, «aunque relativamente. Aún nos falta, sobre todo a fenómenos extremos, como inundaciones, sequías o mareas altas», dijo. «Aunque se habla mucho de los países del sur, el efecto más grande es en el norte de Europa, con la subida del promedio de temperaturas en Noruega, Suecia, Finlandia o Rusia». Algo que también sucede con el agua del mar, cada vez más cálida, lo que está provocando que se derrita parte de Groenlandia. Por ello, «se va a notar en todo el mundo la subida del nivel de los océanos». Schmidt-Thome augura una subida, como mínimo, de entre uno y dos grados de la temperatura del planeta hasta final de siglo, un calentamiento que notarán sobre todo las personas de más edad. Por ello, el geólogo aboga por que en las ciudades haya más arbolado, ya que suavizan el clima y las altas temperaturas. «También tendremos que aprender a no estar tanto en el sol y resguardarnos pero nos iremos adaptando lentamente porque en el planeta hay gente viviendo desde el Ártico al Sahara, debajo del nivel del mar o en el Himalaya.

Compartir el artículo

stats