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Historia de un perro guía

Los labradores, golden retriever y pastores alemanes que acompañan a invidentes inician a los tres meses su adiestramiento para salvar barreras arquitectónicas, obedecer y comportarse en público

Historia de un perro guía

Randy es un labrador color canela, joven y aún rebelde, y por ello le cuesta resistirse a las órdenes de su adiestradora de que no debe comerse la deliciosa galleta que encuentra en la calle. Curtis es también labrador, negro, con un mayor grado de aprendizaje y adulto, y ya sabe que no debe mirar, ni de reojo, el apetitoso dulce cuando pasa por su lado. Los dos son perros guía en fase de formación en la escuela que la Once tiene en Boadilla del Monte (Madrid), como otros 2.500 que la Organización Nacional de Ciegos ha facilitado en los últimos 26 años a invidentes de toda España. Allí les enseñaron el «rechazo de alimento», básico «porque son perros que entran en todas partes. Si no se les enseña esto se pueden envenenar, porque además el usuario no puede saber lo que ha comido», apuntó Pilar Lejidos, adiestradora de la escuela madrileña.

En este centro se han formado los 32 perros guía que actualmente acompañan a usuarios invidentes en la provincia de Alicante. Seis de ellos, entregados hace ya tiempo, participaron ayer, junto a Randy y Curtis, en una exhibición en la plaza del Ayuntamiento, en la que se pudo observar cómo están capacitados para evitar obstáculos fijos y móviles como los que pueden encontrar cada día en la ciudad cuando acompañan a una persona ciega. También son capaces de avisar al usuario de la presencia de escalones y de cruces de calles; de buscar pasos de peatones, entradas y salidas de todo tipo de establecimientos; e incluso saben localizar paradas de autobús. Todo ello permite ganar en seguridad y autonomía a las personas que no pueden ver o sufren algún grado de discapacidad visual.

Las razas de mejor carácter y más aptas para el aprendizaje como perros guía son los labradores, golden retriever y pastores alemanes, disciplinados, inteligentes, cariñosos y dóciles, «perfectos para acompañar a personas con discapacidad visual», como explica Pilar Lejidos, que se desplazó a Alicante junto a otro adiestrador de la escuela de Boadilla, Cristóbal Jurado. La formación de estos canes comienza cuando apenas tienen tres meses, momento en que pasan a integrarse en familias que los acogen hasta que cumplen un año. Un periodo vital para el aprendizaje del cachorro ya que, conviviendo con niños y mayores, aprende a comportarse y a adquirir una educación básica. Además se les enseñanza a acatar órdenes sencillas y a reconocer la autoridad, bajo el control y orientación de especialistas de la escuela de adiestramiento, que cuenta con 204 familias que colaboran en esta fase de adopción.

«Ellos se llevan la peor parte, enseñan a los perros y aguantan los pequeños destrozos», destaca la adiestradora. Cuando tienen un año, los futuros perros guía regresan a la escuela, y durante cuatro meses los entrenadores trabajan con el perro aspectos básicos de su función, es decir, a reforzar la obediencia, a comportarse en público y a salvar barreras arquitectónicas. Cada año la escuela reparte por España 126 nuevos perros guía, y de ellos, los más rápidos en el aprendizaje son los pastores alemanes, que se suelen entregar con algo más de un año. Los labradores necesitan entre año y medio, y dos años, de aprendizaje.

«Lo que buscamos en un perro guía es que tenga un comportamiento muy equilibrado, que no tenga miedo a nada». Los perros guía, según sus educadores, siempre llevan puesto el «chip» de trabajo, «de ahí que sea tan importante el entrenamiento en positivo». Para enseñarles a no comer lo que hay por la calle se pasan todo un año cogiendo únicamente el alimento del invidente al que ayuda, en lo que es fundamental la entonación a la hora de darles esa orden.

Los adiestradores también destacan lo importante que es que aprendan a meter la cabeza por el collar, «es importante que sea el perro quien lo haga, lo que demuestra la mejor voluntad de trabajo de un animal». Además, se les pone un cascabel y un silbato. El perro aprende a relacionar este último sonido con la comida.

Las leyes reconocen el derecho de los usuarios invidentes a deambular y permanecer, junto a sus perros guía, en transportes y ligares públicos. La escuela de perros guía de la Once fue inaugurada en Madrid en 1989 por la reina Sofía.

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