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OPINIÓN: Un alivio y un síntoma, por Pere Rostoll

OPINIÓN: Un alivio y un síntoma, por Pere Rostoll

La salida de José Luis Cifuentes del Ayuntamiento de Alicante era un secreto a voces casi desde que arrancó el mandato municipal hace ahora año y medio. Todo el mundo sabía que «Cifu», como se conoce a este profesor universitario y antiguo militante socialista, no iba a terminar los cuatro años como edil. Sólo faltaba ponerle fecha y saber si era por decisión de Ciudadanos o por voluntad propia. Hace unos meses, la cúpula de la formación ya estuvo a punto de destituir a Cifuentes como portavoz municipal pero, al final, la maniobra de Fernando Sepulcre para ejercer como tránsfuga aplazó el desenlace y evitó así dar la imagen de descomposición. Así que el episodio de la reprobación de Víctor Domínguez ha servido de espoleta para dinamitar una bomba que estaba colocada. Un alivio para Ciudadanos que, de esta manera, finiquita la bicefalia que suponía seguir con Cifuentes como portavoz municipal y podrá dar cancha a Fernando Llopis, cabeza visible de la ejecutiva local y el alcaldable que la cúpula provincial quiere promocionar para 2019. Pero también un síntoma de la crisis de futuro a la que, más pronto que tarde, se asoman los de Albert Rivera.

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