Congelar los óvulos a partir de cumplir los 30 años es considerado ya por los científicos como una práctica que debería generalizarse entre cuantas mujeres no tengan decidido a esa edad su esquema familiar de futuro, para asegurarse la fertilidad más adelante sin preocupaciones.

El tren de vida actual retrasa cada vez más la decisión de tener un hijo, pero dejarlo demasiado en el tiempo puede convertirse en un drama cuya solución está ya en nuestra mano, aseguran.

Los mayores expertos en el campo del tratamiento de los problemas reproductivos se dan cita estos días en el Instituto Bernabeu, invitados al II Congreso Internacional de infertilidad, y se refieren a la congelación de óvulos con la misma naturalidad con la que nos lavamos los dientes a diario.

Los investigadores animan a esta práctica porque «prolonga la edad fértil y contribuye a solucionar uno de los mayores dramas sociales» actuales: los problemas para quedarse embaraza superados los 40 años, momento en el que la capacidad de los ovarios puede empezar a ser «crítica».

«Se sabe ya que la carga emocional que conlleva un problema de embarazo es equiparable a la de un diagnóstico de cáncer», resume el director médico del Instituto, Rafael Bernabeu. Amén del desarraigo social, de la pareja y familiar, que acaban sumando desajustes a la crítica situación.

Claves

Precisamente el objetivo central de este congreso radica en la puesta en común de las distintas estrategias para prolongar la vida fértil en las que trabajan a nivel puntero los especialistas invitados. Sólo en el Instituto Bernabeu, la media de mujeres que acuden para congelar sus óvulos superó el centenar el año pasado, y va a más, como aprecia el doctor.

«La tasa de embarazo que favorecen esos óvulos años después es similar a la de la edad en la que se recogieron». De la misma forma, quedan preservados frente al deterioro que implica la contaminación ambiental.

No obstante, tampoco son partidarios de favorecer un embarazo después de cumplir los 50 años porque con la edad se multiplican las complicaciones.

«Han venido los mejores del mundo en cada uno de los campos, ginecólogos, embriólogos, genetistas y biólogos moleculares de Australia, Nueva York, Toronto, Reino Unido, Dinamarca, Holanda, Japón y un largo etcétera, para compartir los últimos avances». Bernabeu concluye que falta información entre la población sobre determinadas claves para preservar la fertilidad frente a hábitos erróneos, como el consumo de cannabis o las enfermedades de transmisión sexual. Recomienda una sencilla prueba: el marcador de reserva

El codirector médico del Instituto alicantino, Joaquín Llácer, añade sobre el foro que se prolonga hasta el sábado que «es el evento más importante que se realiza en este momento en el mundo sobre mujeres con baja reserva ovárica. Se abordan todos los aspectos que influyen en una mujer con baja respuesta, desde los aspectos genéticos que condicionan cómo va a responder a la estimulación de las medicinas; la genética sobre cómo envejece el ovario; porqué esas mujeres y no otras tienen esa baja respuesta; biomarcadores para poder seleccionar el tratamiento; nuevos tratamientos para obtener el mayor número de óvulos en el menor espacio de tiempo, y también aspectos experimentales que ya están siendo una realidad como la activación del ovario in vitro o cómo intentar rejuvenecer el ovario a través de células madre».