Una «meá», con perdón, que dirían los murcianos o, más fino, un baldeo justito para las calles de Alicante. Y es que la lluvia que por fin ha caído sobre la ciudad la pasada madrugada ha dejado un registro de 1,4 litros por metro cuadrado, los primeros de un mes de septiembre en el que lo normal es que el pluviométro de Ciudad Jardín recoja sobre los cien litros por metro cuadrado. Y para añadir un poco más de dramatismo a la situación que atraviesa Alicante y, salvo la Marina Alta, el resto de la provincia, la estadística tampoco no acompaña pues desde el pasado 1 de junio en Alicante ha llovido dos días.

Hoy -aunque la mañana es de playa, hasta las 7 de la madrugada llovió- y el pasado 16 de agosto, día en el que una pequeña tormenta dejó otro litro. En resumen. Apenas cuatro litros en cuatro meses. Tres años de pertinaz sequía han terminado cambiando hasta el paisaje de una ciudad, la capital de la provincia que a vista de pájaro desde el castillo de Santa Bárbara va camino de postal de una ciudad próxima al desierto de Atacama, donde llueve un poquito menos que en Alicante.