Seis cristales de la pasarela peatonal sobre el Barranco de las Ovejas rotos a consecuencia de actos vandálicos, tres de ellos el último trimestre, y pintadas en otros tramos de esta infraestructura, que se inauguró hace tres años con la vitola de ser la primera hecha con hormigón de alta resistencia en España. Hartos de esta situación, vecinos de San Gabriel se han dirigido a la Policía Nacional para reclamar una mayor vigilancia en la zona, no sólo por los ataques a la pasarela, cuyos destrozos se han tapado con planchas metálicas. También por la presencia eventual de jóvenes lanzándose al agua desde el puente; por la sustracción de grandes bloques de piedra de los pretiles, que acabaron algunos en el fondo del cauce (este verano han repuesto varias piezas); y por la rotura de los cristales de una estación de bombeo de aguas pluviales meses atrás.
En general, el barrio se queja de la escasa presencia policial. La asociación de vecinos de Gran Vía Sur ha reclamado reiteradamente más patrullas de agentes e incluso la instalación de cámaras en el cauce para evitar los actos vandálicos así como que jóvenes saltaran a nadar, como sucedió hace algunos veranos, algo complicado de conseguir pues «nos dicen que las tiene que autorizar Interior o bien Medio Ambiente por el tema del cauce». Lo único que consiguieron fue que se colocara un cartel alertando del peligro y de la prohibición de bañarse, cartel que ahora está lleno de pintadas.
Algunos vecinos a título particular, como Ramón Ruiloba, también han presentado denuncia. Primero comunicó el destrozo de los últimos cristales a la Policía Local y luego recurrió a la Nacional para garantizar que alguno de los dos cuerpos de seguridad les haga caso. «Lo poco que conseguimos es a través de quejas», se lamentan. Ruiloba atribuye muchos de los destrozos a una pandilla juvenil «que todas las noches andan por la zona del barranco en bicicleta».
Los vecinos reclaman también que se instale un radar en la avenida de Elche ante las altas velocidades que alcanzar los coches y el riesgo de atropello. En materia de seguridad vial, alertan del bache entre la calle Ecuador con Joan Fuster, junto a una guardería infantil. «Arreglaron varios pero se dejaron el más peligroso», explican. Una situación que se remonta, según explican, a hace una década.
Otros asuntos que componen la larga lista de quejas son los juegos infantiles al sol en el paseo de Joan Fuster, de ahí que los niños apenas los hayan utilizado de día durante el verano. Dado que los árboles que pusieron tardarán aún años en crecer, los vecinos reclamaron unas lonas o pasarelas, pero no los colocaron y los aparatos queman al estar sin sombra todo el día. «Deben poner más carteles disuasorios para los dueños de perros con la cuantía de la multa por no recoger los excrementos, porque hay pocos y están quemados por el sol. Y que de una vez los multen por incívicos», reclaman en San Gabriel.
También alertan de deficiencias en el riego de los árboles, «que brilla por su ausencia», y de un problema de limpieza con los fosos de las camas elásticas del parque infantil, «están llenos de porquería». Lo mismo que la playa. Los vecinos estarán hartos de las montañas de algas que se acumulan.
