El Gobierno aprobó ayer la ampliación hasta octubre de 2017 del decreto de sequía en las cuencas del Júcar y el Segura, decisión que garantiza el abastecimiento urbano de la provincia (agua para consumo urbano) y salva la producción agrícola al menos hasta el primer trimestre de 2018, pero a cambio de duplicar los costes de producción, ya que el agua desalinizada seguirá siendo, pese a la subvención, tres veces más cara que la del trasvase. La iniciativa, que ayer celebraron los agricultores por la necesidad apremiante que tienen de recibir caudales, no deja de ser, sin embargo, un «parche», ya que el Ministerio de Agricultura sigue sin tener la valentía suficiente para acabar con los problemas, ya estructurales, que sufre la provincia por la sequía que sacude tanto Alicante como la cabecera del Tajo, donde arranca el trasvase al Segura. Ministerio que tampoco termina, con la complicidad del Consell, de encontrar una solución para que el trasvase Júcar-Vinalopó cumpla con el objetivo que se marcó la Administración antes de gastarse los 400 millones de euros que costó la infraestructura, que por los canales circulara agua apta para beber y regar.

Entre las medidas puntuales que se aprobaron ayer destaca también el aumento de la capacidad de producción de agua desalinizada, no sólo en Torrevieja, sino en el complejo de Agua Amarga, desde donde se llevará caudal a Elche, Aspe, Crevillent y los Hondones (municipios atendidos por el Taibilla) que recibirán en torno a los 14 hm3 al año gracias a una inversión de casi ocho millones de euros.

Las obras consisten en una conducción de 5.5 kilómetros de longitud y diámetro 600 de milímetros, que parte desde el depósito regulador de Elche, y que mediante una elevación llevará el agua hasta una capacidad máxima de 400 l/segundo hasta el paraje de la Solaneta, junto al embalse de Crevillent, donde se instalará un nuevo depósito de 3.600 m3 de capacidad. Desde este punto se alimentará a las tomas de agua potable de Aspe, Hondón de las Nieves, Hondón de los Frailes y parte de los de Crevillent y Elche, así como al embalse de Crevillent. Se incluye una interconexión entre las dos desalinizadoras de Alicante para aprovechar al máximo la capacidad disponible de cada una de ellas.

De esta forma se posibilitará el transporte de hasta 10 hm³/año de agua producida en las desalinizadoras de Agua Amarga hasta Crevillent para el suministro de los municipios. La instalación garantizará el suministro a una población de unos 25.000 habitantes con un consumo actual de 1,5 hm³/año y, mediante una prolongación futura, podrá suministrar al resto del municipio de Crevillent, sumando un total de 3 hm³/año y 50.000 habitantes. Desde 2006, la Mancomunidad de los Canales del Taibilla ha invertido parte de sus recursos en obras de conexión que permitan la ampliación de las zonas servidas con agua desalada, lo que va permitiendo a cada vez más poblaciones reducir la dependencia del río y los pozos.