El parque inundable La Marjal, en la zona del Golf, está pensado y diseñado al milímetro aunque no se aprecie a simple vista cuando se pasea por sus senderos o se contempla su cascada. La idea de crear una infraestructura que evite que se inunde el Hoyo 1 y que a la vez pueda ser disfrutada por los vecinos como jardín ya le valió al recinto el premio Fopa a la obra con mejor integración en el entorno y ahora ha recibido otro reconocimiento, el Premio Alhambra que entrega la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos, es decir, el equivalente al premio nacional de jardinería en el que compitió con diseños de ciudades como Barcelona o Sevilla.

Pero este parque «único en el mundo», como lo define uno de sus creadores, el ingeniero industrial municipal, Joan Antoni Ferrando, aspira a más. De hecho, este proyecto que se convirtió en realidad hace dos años gracias a una inversión de 3,6 millones de Aguas de Alicante, ha entrado en la carrera para optar al Premio Hábitat de Buenas Prácticas que entrega la ONU cada dos años. El próximo mes de diciembre se conocerán los candidatos españoles seleccionados para el galardón que se fallará en febrero en Dubai.

De ganarlo, La Marjal se convertiría en un ejemplo mundial de cómo resolver un problema creando dos soluciones: evitar inundaciones al tiempo que los ciudadanos pueden disfrutar de una zona verde de 30.000 metros cuadrados. El parque tiene capacidad para almacenar 45.000 metros cúbicos en caso de lluvias torrenciales. Si se diera un episodio de gota fría o fuertes lluvias el agua llegaría por una tubería al parque y en lugar de inundar la zona del Golf, explica otro de sus artífices, el ingeniero Lázaro López, inundaría el propio parque. La previsión es que esto ocurra una vez cada cinco años.

El agua de lluvia llegaría primero al estanque, que se desbordaría, y el nivel podría seguir subiendo hasta alcanzar los aliviaderos que dan a la avenida de Oviedo por donde el agua bajaría hacia el mar. Los 45.0000 metros cúbicos almacenados tendrían dos destinos en función de las necesidades. Uno sería el mar y el otro la depuradora del Monte Orgegia, añade López. Para ello, bajo el mirador existe una completa «sala de máquinas» desde donde controlar las compuertas. Aguas de Alicante es la encargada de vigilar mediante un sistema de videovigilancia el nivel que va alcanzando el agua en caso de chaparrón. Y si ésta llegara a la zona de paseo activaría un sistema de alerta que avisaría por megafonía a los usuarios.

El parque es también ejemplo de sostenibilidad ya que todas las especies plantadas -olivos, almendros, granados, algarrobos, viñas, romero, tomillo y lavanda, entre otros- se riegan mediante goteo con agua de tratamiento terciario. Además, está previsto que todas ellas aguanten sin sufrir daños si quedaran sumergidas durante un plazo de 48 horas. Además en el recinto no se utilizan insecticidas gracias a los nidos de golondrinas, vencejos y murciélagos que se comen a los mosquitos, mientras que la gambusia (especie de pez del estanque) se alimenta de las larvas.