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Las familias entran en la escuela

Cuando se ha tratado de votar a los representantes de padres, la participación en los centros apenas ha alcanzado el 10%, frente al rotundo 80% de familias que se ha movido la jornada continua

Las familias entran en la escuela

Que resulte mejor o peor que el actual está por ver, el tiempo lo dirá, como si de una partida de ajedrez se tratara en la que cada movimiento abre perspectivas desconocidas hasta ese momento, pero es indudable que la Comunidad Valenciana, de la mano de la provincia de Alicante, estrena curso con un doble modelo educativo.

Que más del 80% de todos los colegios públicos acaben las clases a partir del próximo día 1 de octubre a las 14:00 horas, y no a las 17:00 horas como hasta ahora, implica un giro rotundo en la organización no solo de los centros educativos, sino de la vida familiar también.

Los padres han acudido masivamente a los colegios por primera vez para elegir la educación de sus hijos. Cuando se ha tratado de votar a los representantes de padres, la participación en los centros apenas ha alcanzado el 10%, frente al rotundo 80% de familias que ha movido la jornada continua.

Con esta apuesta generalizada por la jornada escolar intensiva en la enseñanza pública, y el mantenimiento de la partida en la concertada, el sistema educativo en la Comunidad camina hacia una doble red de centros basada, ahora sí, en dos modelos educativos cuya elección descansa más que nunca sobre los padres. Desde la formación mayoritaria de sus representantes incluso han lanzado una alerta ante un posible trasvase de niños a centros concertados, hijos de los que no quieren la jornada continua y se quedan sin posibilidades de elección en la enseñanza pública.

La conselleria ha permitido que esto fuera así aún sin haber evaluado educativamente los resultados de los centros piloto. La presión recibida le ha superado y ha preferido que echara a andar, de momento, durante los tres próximos años. Esta misma semana el secretario autonómico, Miguel Soler, avanzó que se hacen necesarios tanto estudios sobre el funcionamiento del proceso como sobre los resultados para mejorar, en su caso, y una se pregunta si esto no debía haber ido por delante.

Que este histórico y revolucionario cambio venga de la mano de los propios padres propicia además entre las familias y los docentes una conexión no lograda hasta el momento.

Los docentes se han visto obligados a contar con los padres de sus alumnos para lograr rebasar el listón de un 55% favorable de todo el censo.

El mensaje que en su día auparon desde las filas del PP al respecto de que los maestros lo que querían era trabajar menos, no ha obtenido eco entre las familias de esta provincia, que han respaldado clamorosamente un cambio de horarios.

Empieza, pues, un nuevo camino que prácticamente generaliza en la provincia un modelo educativo distinto al actual, allanado por la veintena de centros que ya llevan un mínimo de dos cursos con la jornada continua y que se contrapone abiertamente al que mantienen en los colegios concertados, con el horario partido.

Es fácilmente comprensible que los titulares de la enseñanza concertada no quieran favorecer en sus dominios el debate sobre la jornada continua. La más que probable merma de comensales pasaría factura, valga la redundancia, a los beneficios que reporta el servicio de comedor, extremo no extrapolable a los centros públicos en los que Educación mantiene, y aún incrementa, las becas para los menús.

Que los padres quieren la mejor educación para sus hijos no se pone en cuestión, pero de la misma forma que el conseller Vicent Marzà deja caer, con respecto al nuevo decreto de plurilingüismo y el refuerzo del valenciano y el inglés, que a ninguna familia se le da a elegir si su hijos estudian Matemáticas como precepto pedagógico, los hay que echan de menos ese mismo aval pedagógico sobre uno u otro tipo de jornada escolar.

Amén de estos flecos, el empeño de docentes y padres por mantener el nuevo modelo escolar va a poner las pilas a los colegios, como confesaba esta misma semana más de un docente, con el objetivo de conseguir los mejores resultados y que el cambio de horarios no sea un tema a cuestionar. Que sea para bien.

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