No es la primera vez que pasa, pero sí es la primera vez trasciende. El Instituto público de Educación Sencundaria (IES) Benlliure de Valencia le ha prohibido a Takwa Rejeb, una alumna musulmana, asistir a clase con el velo. Tiene 22 años y las ideas muy claras. Se matriculó en horario de tarde en un grado de Turismo en Formación Profesional. Nació en España tras el exilio de sus padres por motivos políticos y jamás había tenido problema alguno por estudiar con el hiyab. Hasta ahora.

La joven llegó el primer día de clase al instituto (el pasado 8 de septiembre), pero no pudo ni acceder a las aulas. Al finalizar la presentación, la llamaron a capítulo para indicarle que, con la cabeza cubierta, no podía asistir a clase. ¿El motivo? El reglamento interno del centro especifica que «no está permitido cubrirse la cabeza o taparse total o parcialmente la cara dentro del edificio y en el transcurso de las clases». La joven se marchó y aún no ha podido regresar. «No es un accesorio», ha manifestado Rejeb a este periódico, sino «un modo de vida». El respeto a «la libertad de cada uno» frente a la prohibición del reglamento supone, en su opinión, una «contradicción». La privación de una formación «por algo que no creo que suponga un impedimento» le parece «indignante», ha añadido.

No obstante, la joven no pierde la esperanza. «Pienso que se llegará a un acuerdo», ha afirmado. Aunque el hecho de que alguien «se cambie de un centro a otro sintiéndose excluido» resulte doloroso, ha recibido apoyo de familiares, amigos y compañeros independientemente de sus creencias.

En cuanto supo de este caso, la Plataforma Ciudadana contra la Islamofobia contactó con el centro con la intención de «dialogar» y «llegar a una solución». La presidenta de la plataforma, Amparo Sánchez, ha calificado de «lamentable» que «una chica que quiere formarse» tenga dificultades para estudiar lo que quiere «porque practica una religión determinada».

«Es parte de nuestra identidad»

«Una gorra no es comparable a un pañuelo», ha sentenciado en referencia al reglamento del instituto. Además, «no se usa como símbolo de odio o violencia», sino que «forma parte de nuestra identidad», así como hay «otras musulmanas» que, «en su identidad», no lo llevan. Tanto unas como otras «tienen derecho a estudiar lo que quieran». «Desgraciadamente», esto no ha terminado, ha afirmado Sánchez.

El abogado de SOS Racismo, Francisco Solans, también ha hablado alto y claro. «El centro se escuda en un reglamento interno que no tiene por objeto discriminar a una joven por su identidad religiosa, sino evitar que un alumno acuda al centro con un gorro de mexicano o un sombrero. Se trata de normas de convivencia en cuanto al decoro y la dirección del centro interpreta la norma de forma errónea. Jamás ha pasado un caso similar en la Comunidad Valenciana», aseguró ayer Solans a este diario.

Es más, para el abogado de SOS Racismo, la solución al conflicto sería fácil y ya ha ocurrido en otras comunidades autónomas. «En el País Vasco, por ejemplo, hubo un caso similar y desde la administración autonómica se dictó una circular a todos los centros educativos explicando que se debía permitir el uso del pañuelo. Y problema resuelto», añadió.

Desde la Conselleria de Educación, sin embargo, han asegurado que están actuando como mediadores para resolver el conflicto. El secretario Autonómico de Educación, Miguel Soler, se reunió ayer con el director y el resto del equipo directivo del IES Benlliure para tratar de desbloquear la situación. Fuentes del departamento del conseller Vicent Marzà explicaron que el Reglamento de Régimen Interior de cada centro docente público lo aprueban el claustro y el consejo escolar en base a la normativa autonómica, y por tanto lo que está haciendo la Administración educativa en este caso, que califican de «extremadamente sensible», es «mediar para conseguir lo mejor para todas las partes, pues no podemos interferir en la autonomía del centro».

Educación también subraya que un alumno «al matricularse en un centro acepta que está de acuerdo con su reglamento de régimen interno». Pero, admiten que esta prohibición hasta ahora inédita en las aulas de la Comunitat, va «más allá de aspectos puramente normativos», de ahí que estén ejerciendo de mediadores.

Educación no se plantea de momento seguir los pasos de otras Administraciones educativas como la del Gobierno vasco, que sí que ha emitido una circular para que las disposiciones que prohíben a los alumnos llevar gorras en clase no afecten a las prendas de carácter religioso. «No se ha tomado ninguna decisión determinante al respecto», añadieron las fuentes.

«Islamofobia soterrada»

Los que sí lo han hecho, sin embargo, son las organizaciones SOS Racismo del País Valencià, Movimiento Contra la Intolerancia, Centro Cultural Islámico de Valencia y Plataforma contra la Islamofobia, quienes ayer achacaron la actitud del director del centro a una «islamofobia soterrada».

«Tiene una significación única y exclusivamente de expresión de identidad religiosa», argumentaron las organizaciones. Y añadieron: «De nada ha servido alegar que esa norma, de rango menor, debe ser interpretada de forma adecuada y conforme a los derechos fundamentales de la persona, entre ellos los derechos a la libertad religiosa y de expresión, y su negativa a admitir una interpretación flexible del reglamento se mantiene». Preguntada al respecto durante la rueda de prensa posterior al pleno del Consell, la vicepresidenta y portavoz, Mónica Oltra, aseguró ayer que «como consellera no quiero que nadie, y menos las mujeres, deban ponerse algo que no quieran, pero tampoco quiero que a ninguna mujer se le obligue a quitarse algo que no quiere quitarse». Sin embargo, y si la Conselleria de Educación no toma cartas en el asunto, la joven tendrá sí o sí que cambiar de centro.