Los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil pasan horas y horas al sol para tratar de reconstruir lo ocurrido en un incendio forestal y recabar indicios o pruebas sobre las causas del desastre medioambiental. No se lo ponen fácil los incendiarios pero no suelen fallar en sus pesquisas, pese a que son conscientes de que en un incendio intencionado prácticamente hay que sorprender al pirómano con el mechero en la mano para que al final respondan penalmente por ello. Tras el control de los incendios de esta semana en Benitatxell, Xàbia y Bolulla ahora los esfuerzos mayores son los que realizan los agentes del Seprona para determinar si estos fuegos son fruto de una negligencia, imprudencia o provocados por algún pirómano.

Cerca de medio centenar de agentes forman las diferentes unidades del Seprona repartidas por las comarcas alicantinas y entre sus miembros hay varios especialistas en investigación de incendios forestales que han explicado a este diario cómo trabajan para averiguar las causas de un fuego. Tienen su metodología y desde que se declara el incendio ya se desplazan al lugar para iniciar las primeras indagaciones y recabar datos de personas que puedan aportar datos de interés para la investigación, pero siempre teniendo presente que lo primero es «poner a salvo a las personas, extinguir el fuego y luego investigar», asegura la teniente responsable del Seprona de Alicante. En sus investigaciones pretenden ser lo más objetivo posible y por ello intentan abstraerse de las informaciones que salen en los medios de comunicación durante los días que duran los incendios forestales de grandes proporciones como los de esta semana en la provincia.

Para acotar la zona de inicio de un incendio las declaraciones de las personas que han realizado las primeras llamadas de alarma son importantes. No es llegar y besar el santo. Para estos especialistas del fuego tener una superficie de una hectárea como posible zona de inicio para buscar el punto exacto donde comenzaron las llamas ya es un logro. Además de los datos sobre las personas que han dado la voz de alarma otra fuente fiable de información para determinar la zona de inicio son los efectivos de emergencia que llegan primero al lugar para apagar el fuego, ya sean los bomberos o las brigadas forestales. Fotos y vídeos grabados por cualquier ciudadano en los primeros momentos del siniestro también suponen una gran ayuda para llegar al punto donde se inicia un incendio. Lo mismo ocurre con las fotos aéreas de las brigadas que se desplazan al lugar.

En una investigación de incendios el Seprona también recaba datos de la temperatura, orografía, humedad, dirección del viento y su velocidad, así como la probabilidad de ignición y propagación. No es lo mismo arrojar una colilla en verano que en invierno, cuando igual no ocurre nada.

Cuando los expertos validan el punto de inicio del fuego entonces ponen en práctica el método de evidencias físicas y recogen en el terreno muestras con gran cuidado y conservándolas adecuadamente y con una cadena de custodia que tenga todas las garantías legales. El fuego en su avance siempre deja vestigios en piedras o en la vegetación. Nunca destruye todo y siempre deja evidencias. Baste como ejemplo un incendio ocurrido en la provincia cuyo origen fue una máquina radial. Las radiales dejan unas virutas y los agentes las recogieron con un imán de gran potencia con el que rastrean la zona arrasada por el fuego. Todas esas muestras son remitidas al Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil en Madrid, donde los expertos determinarán si se ha empleado por ejemplo algún acelerante para quemar un monte.

Los especialistas del Seprona de Alicante colaboran estrechamente con tres expertos de Grupo de Investigación de Incendios Forestales de la conselleria y se complementan cada vez que se producen incendios provocados. Lo hacen siempre y también ahora con los últimos incendios.

Por su experiencia los agentes del Seprona de Alicante señalan que el método de ignición es variado, desde el uso de acelerantes hasta el empleo de retardantes, carretillas o el clásico «mecherazo».

Aunque pueda parecer que no se va a encontrar nada entre tanta ceniza, los agentes del Seprona se arman de paciencia y escrutan casi con lupa la zona de inicio de un fuego forestal para determinar su origen e intentar luego ponerle nombre y apellidos al autor del desastre medioambiental.