La Fiscalía de la Audiencia Provincial de Alicante incoó durante el pasado año 80 diligencias de investigación por incendios forestales declarados en diferentes comarcas alicantinas. Más de la mitad de dichas diligencias -48- se abrieron tras la presentación de denuncias y en un caso se archivaron, según la memoria anual del Ministerio Público.

Por su parte, los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil detuvieron el pasado año en la provincia de Alicante a una persona como presunta autora de un incendio forestal y otras nueve fueron investigadas -antiguamente imputadas- por otros tantos siniestros forestales.

Asimismo, de los 110 incendios forestales registrados en la provincia de Alicante durante el pasado año, el Seprona emitió veinte informes técnicos de los siniestros más importantes o que causaron algún daño personal.

En el caso de la Comunidad Valenciana los expertos del Seprona afirman que entre el 80 y el 90 por ciento de los incendios forestales se originan por negligencias o imprudencias y señalan que en Alicante la incidencia de los pirómanos sobre estas tragedias medioambientales no es relevante, todo lo contrario.

El último incendio registrado en Bolulla que se propagó a los términos de Callosa d'en Sarrià y de Tárbena calcinó 600 hectáreas y todo apunta a la mano de algún desalmado. Aunque los investigadores del Seprona se muestran herméticos sobre las investigaciones en marcha, a nadie se le escapa que este año ya hubo otros seis fuegos de menor entidad en Bolulla. Por contra, en Benitatxell desde el principio la Guardia Civil ha barajado una negligencia por una colilla como hipótesis y la idea de un posible pirómano no parece probable.

En cuanto a la motivación a la hora de causar un incendio forestal, los especialistas del Seprona señalan que «muchas veces no existe» y aclaran que en otros lugares si pueden quemar un monte por motivos económicos, pero en el caso de la provincia de Alicante por una cuestión de madera no existe esa posibilidad y por intereses urbanísticos tampoco, al menos sobre el papel.