Evitar erosionar aún más el suelo forestal calcinado en los incendios de Xàbia/Benitatxell y Bolulla (Alicante) debe ser la prioridad en las tareas que se emprenderán en las próximas semanas y meses para tratar de recuperar estos espacios naturales devorados por las llamas.

Así lo ha advertido en una entrevista el experto en Ecología del Fuego de la Universidad de Alicante (UA) e investigador del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM) de Valencia, Manuel Jaime Baeza Berna.

Este especialista aún no tiene datos concretos de la situación en que han quedado los estratos (suelos) de los incendios de Xàbia/Benitatxell, que arrasó 689 hectáreas, y Bolulla, que quemó 447 hectáreas, según el recuento oficial dado a conocer ayer por la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra.

El investigador es consciente de que hay que ser cuidadoso, porque a menudo las labores posteriores "condicionan la regeneración, incluso más, que el efecto del fuego en sí".

Como primera medida ante una situación que se suele repetir todos los veranos en diversos puntos naturales de la Comunitat Valenciana, se debe "dejar estar al suelo" mediante la limitación de la entrada de maquinaria y ganado, y también evitar "remover el terreno (por otros medios) para no aumentar los problemas erosivos".

Baeza Berna ha avalado la posible retirada de los troncos quemados de más de 15 centímetros de diámetro, aunque ha incidido en que en las zonas con pendiente debería esto ejecutarse con "sumo cuidado", para evitar el citado arrastre del suelo.

El objetivo es minimizar "la pérdida de cubierta vegetal" y que las capas más superficiales, ahora mezcladas con cenizas negras, queden directamente expuestas a un prolongado calor, con valores de entre 50 y 60 grados centígrados en las horas centrales del día.

Para ello, ha explicado que una solución paliativa eficaz es extraer esos troncos adultos y dejar los más finos (menos de 15 centímetros de diámetro) con las ramas con piñas que pudieran tener semillas.

Esas maderas adultas quemadas extraídas habría que triturarlas y, posteriormente, distribuirlas en el suelo quemado, para que "aporte amortiguación a las temperaturas y, de esta manera, proteger los sustratos".

Ha relatado que este método ya fue usado en el parque natural del Montgó tras los incendios de hace unos años y, para ello, la empresa Tragsa usó una maquinaria específica.

También ha defendido evitar nuevas situaciones de riesgo mediante la eliminación de los árboles quemados que se hallen en el borde de las calles o carreteras o junto a las viviendas, para que no haya caídas accidentales en los próximos meses.

La mejor herramienta, ha apuntado el experto, es apostar por una selvicultura preventiva que maneje y gestione los bosques de manera que se consoliden como "maduros" a partir de encinas, robledales y especies autóctonas, y no como ocurre en la mayoría de los casos, ya que se hallan en un estado "intermedio".

Baeza ha puesto de manifiesto que el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo, con sede en Paterna (Valencia), ha realizado numerosos estudios sobre la reforestación y ha emitido manuales de actuación en base a criterios puramente científicos a partir de la experiencia de los 250 incendios de más de 500 hectáreas registrados en el territorio valenciano entre 1968 y 2013