Todo el barrio del Raval Roig se echó ayer a la calle para disfrutar de sus tradicionales fiestas. Entre los actos que despiertan más interés de público, ayer se celebró la cucaña de mar en la Playa del Postiguet. A la una del mediodía, un gran número de bañistas disfrutaron, junto a los festeros, de las pirutetas y caídas que ofrecieron los valientes que se atrevieron a enfilar el palo enjabonado. Después de casi una hora de entretenimiento, un joven del Raval Roig, Ricardo Javaloyes, consiguió alzarse con el suculento botín, un jamón. La fiesta siguió por la tarde con un desfile de disfraces infantiles amenizado por la Banda Sinfónica de Crevillent. Por la noche se organizaron una fiesta de la espuma y una verbena con música disco en la Plaza de Topete, hasta altas horas de la madrugada. La última jornada festiva, la que se vivirá hoy, tiene como plato fuerte la poalà. Una refrescante batalla acotada desde el número 51 hasta el 79 de la calle Virgen del Socorro a partir de las 17.30 horas. El numeroso público de la ciudad que acude al Raval Roig y la cantidad de agua lanzada en cualquier dirección convierten el encuentro en uno de los momentos más divertidos de la fiesta, que esta noche termina con un desfile y concurso de disfraces adultos, entrega de premios y pasacalles a partir de las 23 horas.