El fuego se ha llevado en cuestión de horas un patrimonio vegetal que ha tardado decenas de años en formarse en Xàbia y su entorno. Y ahora, tardará tiempo en recuperar lo que fue. El profesor Jaime Baeza Berna, del Departamento de Ecología de la Universidad de Alicante y especialista en incendios, reconoce que la zona necesitará en torno a tres años para iniciar una recuperación, el entorno comenzará a regenerarse y volverá a verse verde: «En tres o cuatro años habrá matorral en fase de regeneración. Este formato de bosque mediterráneo es muy resiliente. Tendrá una cubierta vegetal del 70-80%»; pero harán falta decenas de años, al menos treinta o cuarenta, para que el paisaje vuelva a ser como el que el fuego ha devorado «y si la zona se ha quemado varias veces puede que no se regenere», advierte.

El experto señala que el incendio se ha producido coincidiendo con factores clave que han propiciado su desarrollo. «Cuando coinciden momentos en los que la vegetación es fuertemente inflamable, una ola de calor, unos descerebrados y condiciones adversas, la mezcla es explosiva». Señala que son las mismas circunstancias que produjeron en junio los incendios de Bolbaite, provocado por la quema de unas cañas y Carcaixent, donde aún se investigan las causas.

«Aunque no sea muy bonito es lo que toca», reconoce el experto, quien señala que, aunque resulte sorprendente, «los incendios de los últimos años no son los de consecuencias más fuertes, ha habido periodos peores en los años noventa y mediados de los ochenta».

Sobre las razones por las que uno o varios pirómanos han prendido el monte, el experto señala que «responden a situaciones psicológicas perturbadas» y explica que no se puede determinar que haya un interés detrás, aunque admite que se trata de una zona con alta presión urbanística, donde hay un parque natural al que estos incendios pueden quitarle el valor ecológico y paisajístico que tenían.

Lo que el fuego se ha llevado, según explica el experto en Ecología, son los árboles y arbustos «en mejor estado de la Comunidad Valenciana semejante a las que hay en las Baleares y que tienen una importancia alta». Y a la vez, aclara que el valor ecológico de una zona «depende de la madurez de los bosques». Y por ello apuesta por bosques de encinas, desaparecidos del paisaje valenciano.

A la vez, el experto señala que el uso que se hace del agua del mar para apagar los incendios no debe afectar a la tierra porque el aporte de sales es mínimo, tres gramos de sal por litro. Y explica que en cada descarga se arrojan unos 4.000 litros y de forma dispersa. La afección podría producirse en el caso de que una misma zona recibiera grandes aportaciones de agua de mar, que según señala el experto, no ocurre.