Si hay unos actores en los incendios de Xàbia, Benitatxell y Bolulla que están mereciendo todos los elogios esos son, sin lugar a dudas, los bomberos y brigadas forestales que han estado combatiendo las llamas desde el pasado domingo por la noche. Hasta 24 horas han estado trabajando de forma ininterrumpida contra el fuego en las dos comarcas de la Marina decenas de bomberos del Consorcio movilizados en ambas zonas desde distintos parques de la provincia, como los de Benidorm, Dénia, San Vicente, Elda o Cocentaina, además de los bomberos forestales. Su labor, en el caso de la Marina Alta, ha sido más complicada si cabe debido a la gran cantidad de urbanizaciones que vieron afectadas por el fuego.

El incendio declarado entre Xàbia y Benitatxell no sólo ha sido devastador desde el punto de vista medioambiental, sino también porque ha puesto en serio peligro a las miles de viviendas distribuidas en hasta 22 urbanizaciones que tuvieron que ser desalojadas, amenazadas por las llamas.

Las elevadas temperaturas, el fuerte viento y la escasa humedad, además de los distintos focos que presentaba el siniestro, propiciaron que el fuego avanzase con gran velocidad, obligando a los medios de extinción a realizar un gran esfuerzo para sofocar el incendio.

«En estos casos, y tal y como está contemplado por la misma legislación, lo primero son las personas, después los bienes y finalmente el medio ambiente», destacaba a este diario un mando de los bomberos. Partiendo de esta premisa, los medios de extinción se vieron obligados a batirse el cobre para evitar, sobre todo, que hubiera desgracias personales. «Extinguir estos incendios -continuaba- es muy complicado, puesto que hay que evacuar viviendas y tratar con gente que en la mayoría de las ocasiones está muy nerviosa, porque ve que sus casas están en peligro».

En este caso, y según la información facilitada, cada bombero o bombero forestal tuvo que llevar a cabo turnos de entre 24 y 12 horas seguidas, tras lo cual eran relevados por compañeros llegados desde distintos puntos de las provincias tanto de Alicante como de Valencia.

La actuación, una vez desalojadas las urbanizaciones, se centró en evitar, en la medida de lo posible, que el fuego afectara o causara graves daños a las casas, en una actuación que fue especialmente complicada por la noche, cuando los medios terrestres no cuentan con el apoyo de los hidroaviones y helicópteros.

Los bomberos trabajaron denodadamente con sus mangueras enfriando las viviendas y tratando de extinguir el fuego más cercano a las mismas. Además, el incendio, por las circunstancias antes citadas, presentaba muchas complicaciones, hasta el punto que algunos equipos, como las citadas mangueras, llegaron a quemarse en el transcurso de la intervención. «Eso sucede a veces. Trabajamos en línea y tratamos de perimetrar el fuego, por lo que cuando hay rebrotes es fácil que el material pueda quemarse», explican.

Los bomberos actúan en función de las directrices que van recibiendo desde el puesto de mando avanzado (PMA), en esta ocasión situado en la intersección de las carreteras que enlazan Benitatxell, por un lado, y el cabo de la Nao, por el otro. Allí, el personal también reponía fuerzas a base de bocadillos, agua y leche, una bebida eficaz para combatir los estragos que causa el humo en los pulmones.

Turnos y descansos

Lo mismo ocurrió en Bolulla. Entre la tarde noche del lunes y la jornada de ayer, fueron cerca de un centenar los efectivos desplegados para combatir el fuego en esta zona y acabar de refrescar los focos que todavía estaban calientes en Xàbia, un hecho que complicó enormemente el trabajo de estos profesionales. «Llevamos tres días seguidos de trabajo y, además, muy complicado. Después de tantos días, se hace difícil conseguir refuerzos para cubrir el personal de guardia que ha de permanecer en el parque y guardar los turnos de trabajo de 24 horas y las doce horas de descanso», lo que ha hecho que muchos efectivos se incorporaran pese a estar de vacaciones o en sus días libres, explicó Pepe Rubio, inspector subjefe del parque de San Vicente, que ayer coordinó la labor en el PMA de Bolulla con otros mandos. Según explicó, cuando se trabaja en un fuego de estas características se intenta hacer el relevo de personal sobre el terreno cada ocho horas, en las cuales se realizan pequeños parones, principalmente para hidratarse, aunque a veces, por las propias complicaciones, acaba alargándose a doce.

La caída de la noche volvió a dejar ayer en Bolulla a varias dotaciones de efectivos luchando en solitario contra las llamas. Y, sobre todo, con la esperanza de que al abrirse el día el fuego pueda darse por controlado.