Cuatro años se cumplen este mes desde que Aguas del Júcar -hoy integrada en Acuamed- vaciara en 2012 el embalse de San Diego, regulador del agua del Júcar que tenía que llegar a la provincia de Alicante. Se detectaron grietas y fugas, y se optó por cerrarlo y arreglarlo tras haberse gastado cerca de 40 millones de euros. No se ha hecho nada. Ubicado entre los términos municipales de La Font de la Figuera (Valencia) y Villena, era el punto final del Júcar-Vinalopó, tanto si la toma del agua se hiciera en Cortes de Pallás como en la actual de Cullera. Una vergüenza más que añadir al polémico trasvase.
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