El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, dio ayer un nuevo paso adelante en su estrategia para cerrar el trasvase Tajo-Segura. El mandatario socialista reclamó al Gobierno que iguale el precio del agua desalada a la del trasvase, lo que dejaría sin el argumento del precio a los regantes alicantinos. Page tiró, incluso, de ironía al anunciar que en que en el Debate del Estado de la Región, para el que aún no hay fecha, mostrará su apoyo a los valencianos y murcianos para que el agua de las desaladoras tenga la misma tarifa que la que reciben del trasvase del Tajo, y para que el Estado subvencione ese coste, como hace con los recursos del trasvase. Actualmente y de manera extraordinaria por el decreto de sequía los agricultores alicantinos ya pagan por el agua de la desaladora de Torrevieja 0,30 euros el metro cúbico, tres veces menos que el precio real gracias, precisamente, a una subvención del Gobierno que expirará a final de 2017. El movimiento de Castilla-La Mancha es uno más para tratar de cerrar el trasvase Tajo-Segura, cuya tarifa para el regadío está en los 0,15 euros por metro cúbicos, la mitad todavía que el agua desalada en Torrevieja.

«Ya que el Estado se gasta una millonada en subvencionar el agua del trasvase Tajo-Segura y ese agua es casi regalada, me da lo mismo que cobre el precio del agua de desaladoras al mismo coste», señaló ayer el presidente de Castilla-La Mancha. El presidente castellano-manchego reclamó al Gobierno de la nación, que «aplica la austeridad en todo», que empiece a poner en marcha las desaladoras, pues, a su modo de ver, es una «auténtica vergüenza nacional» que se hayan gastado 550 millones de fondos europeos en la construcción de estas infraestructuras «para que se esté esquilmando al río».