El primer curso las en el que buena parte de las familias deberán disponer de libros de texto reciclados, siempre que hayan participado del proyecto XarxaLlibres impulsado por el Consell, Educación ha decidido aumentar el presupuesto global destinado a reponer los que falten en colegios e institutos, de forma que puedan completarse los bancos de libros utilizando el dinero que se envía para los gastos de funcionamiento.

Según concretan a preguntas de este diario, este mismo mes de agosto el departamento que dirige Marzà se ha puesto al día en el pago correspondiente a los centros educativos remitiendo 13 millones de euros de los destinados a los gastos corrientes para pagar el agua y la luz, y se les ha instado a usarlo para que a ningún alumno de los que han participado de la XarxaLlibres le falte un solo libro en septiembre.

Para ayudar a reponer los textos que falten, -se ha permitido participar del programa si se devolvían al menos el 80% de los textos del curso pasado en buen estado-, Educación también aporta 28,9 millones de euros que deberán servir para completar hasta un 10% del material que falte en Primaria, y un 15% en Secundaria para los cursos de primero y tercero; en segundo y cuarto de ESO aporta 100 euros por alumno para paliar el cambio de los currículos a que obliga la Lomce.

En la provincia, 127.000 alumnos cursarán segundo y cuarto de Secundaria, pero Educación afirma que la citada cantidad debe bastar para los nuevos libros porque limita a cinco las asignaturas que cambian contenidos: Tecnología y Plástica en segundo curso; y Ciencias Aplicadas, Empresa, y la optativa de Artes Escénicas, en cuarto.

Desde la federación provincial de padres de alumnos, Gabriel Miró, temen que las previsiones de Educación se queden cortas: «El cambio de libros que rige la Lomce depende en realidad de lo que decida el profesor, pero el propio director general de Centros se comprometió ante nosotros a pedir prudencia a los docentes este sentido, «prudencia y racionalidad», dijo, frente al cambio de textos», según detalla el presidente de la Fapa, Ramón López.

El mensaje que lanza este representante de los padres -que a su vez preside la confederación autonómica Covapa- apunta a que quienes hayan participado del banco de libros en su centro «y cumplido el contrato, no deben poner ningún dinero para libros el curso que viene».

López abunda que «sería vergonzoso que quien ha entregado los libros de tercero de ESO, que el año pasado ya cambiaron en algunos centros, deba comprar otra vez textos porque cambien los de cuarto curso».

Desde la conselleria subrayan, frente a estos temores, que se ha «comprobado caso a caso los fondos para gastos de funcionamiento de cada centro», y afirman que «están asegurados tantos estos gastos específicos como la reposición de libros» de cuantos hayan participado en el programa.

En el conjunto de la provincia se han implicado en el banco de libros alrededor de 100.000 alumnos entre los más de 180.000 potenciales que podrían haberlo hecho porque cursan alguno de los niveles educativos obligatorios, Primaria y Secundaria, o bien Educación Especial o FP Básica, todos ellos incluidos en el paraguas del programa que persigue la gratuidad de los libros de texto. Los solicitantes suman el 60% del total de estos alumnos, por lo que el restante 40% no participa y, por lo mismo, no tendrá los textos gratuitos en sus centros.