En la mañana del 21 de septiembre de 1868 hubo una manifestación en las calles alicantinas que muy pronto fue reprimida por las fuerzas del orden público. Muchos de los manifestantes se enfrentaron a los policías y guardias civiles, asaltando armerías y tratando de hacerse fuertes en la plaza de la Constitución (Portal de Elche) y calles adyacentes.

Pero el gobernador militar, el brigadier Francisco Aparicio, movilizó al regimiento Princesa Mercedes, cuyos soldados se unieron en la labor de represión a los guardias civiles. Los manifestantes armados se concentraron entonces junto a las puertas del Teatro Principal, donde se improvisaron barricadas. Lo que había comenzado siendo una manifestación se estaba convirtiendo en el principio de una revolución.

Entre los insurrectos destacaba un abogado de 28 años llamado Eleuterio Maisonnave Cutayar.

Las fuerzas militares sofocaron por fin la sublevación popular, dejando en la plaza del Teatro cuatro muertos y varios heridos. Muchos de los sublevados huyeron de la ciudad, se escondieron o buscaron refugio en los consulados.

¡Viva España con honra!

Tres días antes, el 18 de septiembre, el almirante Juan Bautista Topete y el general Juan Prim se habían sublevado en Cádiz contra el Gobierno moderado. Al día siguiente se les unieron los generales que estaban desterrados en Canarias, encabezados por Francisco Serrano. Topete leyó un manifiesto cuyo final se convertiría en una de las consignas revolucionarias: «¡Viva España con honra!».

Durante los últimos tres años el país vivía en un clima generalizado de agitación y crispación, con la monarquía desgastada como sistema político por culpa de la corrupción y la autoritaria represión ejercida por los sucesivos gobiernos moderados. A ello se había unido una grave recesión económica, que comenzó con la crisis financiera de 1866 (propiciada por las pérdidas sufridas por las compañías ferroviarias y las consecuencias nefastas que supuso para importantes bancos y sociedades de crédito), a la que siguieron un trepidante aumento del desempleo y una aún más grave crisis de subsistencias, motivada por las malas cosechas.

Los partidos de la oposición, Progresista y Demócrata, se reorganizaron y colaboraron para derribar al régimen moderado. El 16 de agosto de 1866 firmaron el denominado Pacto de Ostende (Bélgica), consistente en dos puntos: la destrucción de «lo existente en las altas esferas del poder» y la elección de una asamblea constituyente mediante el sufragio universal directo. A finales de 1867 el partido Unión Liberal, liderado por el general Serrano, suscribió este pacto.

En Alicante se habían creado en 1864 el demócrata Círculo de Artesanos y la progresista Tertulia de Alicante. Al año siguiente (el primer número salió el 1 de octubre de 1865) Francisco Javier Carratalá fundó y dirigió el periódico progresista «El Eco de Alicante», que aspiraba «al complemento de la libertad en todas sus manifestaciones», y entre cuyos colaboradores se encontraba Eleuterio Maisonnave. Éste fundó y dirigió también en ese año (el primer número se repartió el 7 de noviembre de 1865) la revista humorística «Fígaro», que se sirvió de la crítica teatral para satirizar la política del Gobierno moderado desde el punto de vista demócrata.

La respuesta al Pacto de Ostende del Gobierno del general Narváez fue acentuar su política autoritaria y represora. Tras la muerte de Narváez en abril de 1868, la reina puso al frente del Gobierno al ultraconservador Luis González Bravo, quien siguió la misma política que su antecesor. En Alicante, entre abril y julio, el alcalde recibió varios comunicados reservados del Gobierno Civil en los que se le daba instrucciones para reprimir cualquier intento de insurrección.

El triunfo de la Revolución

El alzamiento militar en Cádiz fue seguido durante los días siguientes en las principales ciudades andaluzas y, luego, en el resto de la España meridional. González Bravo dimitió como presidente del Gobierno el 19 de septiembre y la reina (que se hallaba veraneando en San Sebastián) le sustituyó por el general José Gutiérrez de la Concha, quien organizó un ejército que envió a Andalucía, bajo el mando del general Manuel Pavía y Lacy, para sofocar la rebelión. Pero el 28 de septiembre, en la batalla de Alcolea (Córdoba), las fuerzas sublevadas, dirigidas por el general Serrano, derrotaron al ejército gubernamental con ayuda de miles de voluntarios armados.

Al día siguiente, 29 de septiembre, el gobernador militar Aparicio envió sus tropas por tren a Novelda y abandonó Alicante en compañía del gobernador civil, Luciano Marín. Enseguida se constituyó la Junta Revolucionaria Provisional de la Provincia de Alicante, presidida por el unionista Tomás España y con Eleuterio Maisonnave de secretario.

El 30 de septiembre Isabel II abandonó España.

El 5 de octubre se constituyó un Ayuntamiento provisional, presidido por Francisco García López y con Maisonnave como uno de sus regidores. El 26 del mismo mes, la Junta Revolucionaria se disolvió al ser nombrado Manuel González Llana nuevo gobernador civil.

El pronunciamiento militar de Cádiz tenía objetivos reformistas, pero provocó cambios revolucionarios: el destronamiento de Isabel II y la proclamación posterior de la República (11-2-1873).

La revolución de septiembre de 1868, conocida como la Gloriosa o la Septembrina, fue llevada a cabo por sectores heterogéneos de la población. En Alicante, el movimiento revolucionario fue apoyado tanto por la burguesía mercantil, opuesta a la política proteccionista del Gobierno moderado y tradicionalmente a favor del librecambismo comercial (en 1862 se fundó la Asociación para la Reforma de los Aranceles de Aduanas), como por los pequeños comerciantes (agobiados por la crisis económica y las crecientes medidas impositivas) y las clases populares, que reivindicaban la supresión del sistema de reclutamiento militar y la abolición de los impuestos indirectos que gravaban los artículos básicos de consumo.

El 1 de noviembre se creó el Club Republicano Federal de Alicante, y el 17 del mismo mes Maisonnave organizó la milicia Batallón de Voluntarios de la Libertad.

La primera manifestación republicana en las calles alicantinas se llevó a cabo el 6 de diciembre.

En 1869, Maisonnave fue elegido diputado y alcalde de Alicante en las primeras elecciones por sufragio universal masculino.

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