Todas quieren ser «smart city» pero aún tienen un larguísimo camino por recorrer. Alicante, pero sobre todo Elche, han dado pasos visibles para empezar la transformación en ciudades conectadas y eficientes. Empieza a liberarse la cobertura de wifi, a instalarse cargadores de teléfono y a surgir apps, desarrolladas por iniciativa privada mayoritariamente pero con vocación de servicio público, que sirven de esbozo de lo que puede llegar a ser una ciudad inteligente.
El término «smart city» hace referencia a ciudades cuyos servicios y activos interactúan y funcionan de forma eficiente y coordinada gracias a las TIC (Tecnologías de la Información) y el llamado Internet de las Cosas. Las experiencias piloto de los ayuntamientos más avanzados en esta materia, agrupados bajo la Red Española de Ciudades Inteligentes (RECI), ya han modificado el paisaje urbano de manera visible en el norte y en algunas ciudades del sur. Y aunque rezagada -ninguna de las urbes alicantinas lidera los grupos de innovación nacionales en movilidad, eficiencia energética, gobernanza y economía de esta red- Alicante exhibe novedades.
El semáforo para adictos al smartphone que acaba de instalar Elche es un ejemplo de que la expectativa es que el uso del móvil se intensifique. También lo ven así en el Ayuntamiento de Mutxamel, que negocia la instalación de farolas LED con cargador de móviles, router wifi público y oficina de turismo, todo en uno, con la empresa Iurban, según cuenta su director técnico, Jesús de Béjar. Otras compañías como Closeness están llevando señal de internet inalámbrica a municipios más pequeños como Benissa, Teulada y Moraira. Y en Elche, seguramente la que está más avanzada según las actuaciones de su consistorio, ya forman parte del entorno urbano los cargadores de móvil en los autobuses de línea y en las salas del espera del Hospital.
Pero, para los expertos y responsables políticos, todavía no se puede hablar de «smart cities» sino de proyectos «en pañales», según el director de la Cátedra de Transformación Digital de la UA, Faraón Llorens. «Tenemos parches, pero el ciudadano todavía no se está relacionando con la ciudad», apunta. El experto considera que la implantación de tecnología es irregular y asegura no tener «claro» que sea «un gran avance» el que las playas tengan wifi -Benidorm abre la red en la playa de Levante esta semana- mientras «no existen sistemas de información sobre aparcamientos» municipales, en un ejemplo.
Otras rutinas urbanas como ir de compras también han encontrado optimizaciones tecnológicas, pero la función más importante, el pago, sigue necesitando una tarjeta de plástico en la inmensa mayoría del pequeño comercio provincial. «Hay apps con geolocalización que te avisan de las ofertas que tienen los comercios cuando pasas cerca, pero el pago mediante el móvil está muy verde en toda la provincia», admite Paco Rovira, representante de Facpyme, quien no obstante asegura que debería estar más extendido dado lo habitual de llevar billetes de transporte en el móvil.
«Seguimos en fase embrionaria», reconoce por su parte el edil de Modernización de Alicante, Daniel Simón, quien avanza sin embargo que el trabajo de formación de funcionarios y puesta apunto de herramientas informáticas para acelerar la instalación de administración electrónica ya ha comenzado. Simón señala la dificultad legal de instalar puntos wifi -«las empresas denuncian competencia desleal», apunta- pero avanza que dentro de unos meses Alicante tendrá «una app para seguimiento de la contrata de basuras», una red de sensores y cámaras que permitirá monitorizar el tráfico y optimizar su gestión y un gestor de expedientes para que la burocracia sea más eficaz. Muchas líneas que buscan un mismo fin.
Porque la transversalidad y conexión de los procesos es la clave de este camino para el director de la Politécnica de la UA Andrés Montoyo: «Sin la ayuda de todos es imposible construir una "smart city"».
