«Por primera vez en el Ayuntamiento de Alicante hay un concejal gitano. Es del Partido Popular y se llama Israel Cortés». Con estas pocas palabras, el alcalde en funciones, Natxo Bellido (Compromís), supo captar todo el interés del grupo de treinta alumnos de los talleres de formación y alfabetización de la fundación Secretariado Gitano que visitaron ayer el edificio consistorial. Bellido, que sustituye a Echávarri como primer edil hasta el día 15 al estar éste de vacaciones, lo mismo que el vicealcalde, Miguel Ángel Pavón, demostró que no se le da nada mal la función de cicerone.
Así, invitó al grupo a tomar asiento en el salón de plenos, e indicó dónde se sitúan el alcalde y los distintos grupos. Les contó que la megafonía va muy mal y el salón es incómodo pero que a la vez es «chulo» porque el trabajo de ebanistería lo hicieron empleados de los Talleres Municipales. «Aquí celebramos los plenos, que son largos y en algún momento aburridos pero importantes. Y tenemos de todo, hasta dos concejales tránsfugas», dijo refiriéndose a Nerea Belmonte y Fernando Sepulcre. Por si quedaba alguna duda, les aclaró que tránsfugas, palabra que generó algunas risas, son ediles que empiezan con un grupo, lo abandonan y siguen solos.
Algunos jóvenes le preguntaron si cualquier alicantino puede tomar la palabra, a lo que el alcalde en funciones les aclaró que en este momento sólo pueden intervenir asociaciones que están inscritas en el registro municipal pero que el Ayuntamiento está en un proceso de cambio del reglamento municipal para que cualquier persona pueda participar, solicitándolo previamente. Y les contó que en el último pleno intervino una asociación gitana para reivindicar un episodio de hace varios siglos, la gran redada gitana, que acabó con los hombres de esta etnia presos en el Castillo, donde hay una placa que les recuerda.
Bellido animó a los jóvenes a formarse para tener oportunidades de empleo e incluso a prepararse para ser concejales, siguiendo el camino de Cortés. Y les contó cómo el Ayuntamiento se arruinó en 1858 con la visita de Isabel II al preparar para ella el Salón Azul, donde hoy en día él y sus compañeros pueden casar. «A vosotros también», recordó a un grupo maravillado con la capilla consagrada del salón, que conserva su suelo original y que acaparó los selfies.
