Apenas 15 o 20 personas moran en Tabarca ajena a los flujos estacionales de visitantes y dinero, una resistencia heroica que hoy solo se entiende desde el agradecimiento a la vida que la isla les ha deparado. Su media de edad apenas baja de los 80 años y en el horizonte ya divisan la amenaza de un futuro de polos antagónicos. El primero bosquejado por el overbooking que asfixia a la isla en julio y agosto al reclamo de sus aguas cristalinas y gastronomía de temporada, con días en los que llega a recibir a 5.000 visitantes; el segundo, el resto de meses salvo junio y septiembre, presidido por la nada más absoluta. El desierto elevado sobre el Mediterráneo.
Quizás sea utópica, o no, pero hay otra radiografía más equilibrada y lógica para el presente y futuro de esta reserva marina convertida en la única isla habitada de toda la Comunidad Valenciana. Así lo entiende Alacant Aftersun, una plataforma crítica e independiente surgida en el año 2008 con la pretensión de repensar Alicante y que ha impulsado un taller para repensar la isla con el apoyo de sus vecinos. Arquitectos, ambientalistas, paisajistas, biólogos y artistas procedentes de Italia, Francia, India, Líbano, además de España, debatieron durante cinco días en la isla a finales de julio acerca de lo que es y debería ser Tabarca, sobre su presente viciado y un posible proyecto global para el futuro. ¿Utópico? Estas son sus propuestas, a modo de conclusiones, tras diseccionar el análisis en cinco áreas de trabajos distintas.
Realidad social. Tabarca es una isla dual, sobreexplotada en julio y agosto y casi desértica en invierno. En pleno verano la isla se transforma cada día cuando parte la última tabarquera. Tras los excesos estivales, en la isla de invierno a duras penas residen 20 personas. Así, el particular legado cultural que este irreductible grupo ha desarrollado durante dos siglos corre serio peligro de perderse y merece ser recopilado y divulgado. Este primer grupo de trabajo se propuso contactar con los descendientes de esos primeros pobladores, entrar en sus casas, conocer sus historias y contribuir a que la rica tradición oral de la isla siga viva.
Perspectiva antropomórfica. La representación sensible y continua del perfil exterior de la isla ofrece una vista inédita de Tabarca y permite comprender que la isla no se ha construido, sólo se han recompuesto sus partes y reorganizado sus geometrías. Esta mirada continua de la isla desde el mar fue presentada en una instalación suspendida a lo largo de la bóveda de la iglesia.
Leyendas sumergidas. Una reinterpretación de las tradiciones y leyendas tabarquinas generan una serie de imágenes evocadoras y sugerentes: cuevas marinas interconectadas con las casas, laberintos de aljibes, balnearios esculpidos en la roca, escondites de piratas? una Tabarca desconocida llena de secretos.
Apuesta por el bienestar. La isla asoma sobre el Mediterráneo como clara fuente de salud, disfrute y conocimiento, un lugar donde agudizar los sentidos y alargar el tiempo. Tras analizar las capacidades de disfrute de la isla, este grupo de trabajo planteó la posibilidad de implantar usos específicos relacionados con la talasoterapia, la gastronomía, congresos, terapias ocupacionales, deportes náuticos? y hasta un proyecto de Reserva Cultural con un vivero de producción artística.
Austeridad. Pensar en una isla que gestione mejor sus recursos es la base de cualquier proyecto de futuro para Tabarca. Así, los participantes en el taller dibujaron la isla como un ser vivo, dinámico, como un organismo capaz de adaptarse a los nuevos retos y evolucionar. Aprovechar al máximo los recursos y mejorar y actualizar las infraestructuras y servicios de la isla serían objetivos imprescindibles a medio plazo. Problemas endémicos como él de la gestión de los residuos podrían convertirse en recurso mediante su oportuno tratamiento para, por ejemplo, recuperar parte de la isla como espacio agrícola.
