El atractivo de Benidorm sólo se compara, en términos de pernoctaciones, con Madrid y Barcelona. Con casi 13 millones de noches de hotel, no sólo es la reina del turismo, es también el motor del empleo de la provincia al tener la tasa de paro más baja de las cinco ciudades a la vez que mantiene el tercer nivel de ingresos más elevado de la provincia, 20.542 euros por hogar al año.

Con su diseño vertical, la ciudad de los rascacielos logra también los mejores indicadores de movilidad de la provincia. Lo habitual es que sus ciudadanos tarden poco más de 15 minutos en llegar al trabajo. Son además los que más caminan (el 26,3% de los desplazamientos se hace a pie).

Benidorm es activa, accesible y muy atractiva. Pero también es muy individualista y distante ante lo compartido. Porque entre los aspectos negativos de Benidorm destaca su escaso sentido de colectividad. La cultura local sólo cuenta con un museo pese a rondar los 70.000 habitantes y la participación en la vida política a través de las elecciones es muy baja: casi el 40% de los benidormíes no ha votado en las locales desde 2007.

Es también una ciudad adulta: el porcentaje de menores de 14 años es el más bajo de la provincia, mientras que el de hogares de una persona sola es del 34%.