El enfermo permanece despierto, sin anestesia general, mientras el equipo médico que le opera le pide que realice sencillos ejercicios, como identificar letras o reconocer fotografías. El servicio de Neurocirugía del Hospital General de Alicante es uno de los pocos en España que lleva a cabo intervenciones quirúrgicas para extirpar tumores cerebrales con el paciente despierto. Una técnica que permite reducir las secuelas de este tipo de operaciones tan delicadas. Y es que, como explica Pedro Moreno, responsable del servicio de Neurocirugía en el centro sanitario, el tratamiento quirúrgico de los tumores en la cabeza, «no tiene nada que ver con el resto del cuerpo. Aquí se trata, no sólo de extirpar el máximo de tumor, también de no generar más daños al paciente, ya que en el cerebro, tan sólo un milímetro de más puede suponer una grave afectación».

De ahí la utilidad de mantener a los pacientes despiertos durante la operación. «Con una tarea podemos monitorizar muchas funciones mientras operamos y así sabemos que al resecar el tumor no estamos afectando a una de ellas y causando por tanto graves secuelas al enfermo», explica Pablo González, neurocirujano del servicio. Por ejemplo, a una de las pacientes que han operado en los últimos meses se le pedía que identificara letras. «Parece sencillo, pero este ejercicio cubre muchas funciones: comprensión, procesado, visión, elaboración del movimiento, ejecución y sensibilidad táctil». En casos en los que el tumor se ubica cerca de la región cerebral encargada de la memoria a corto plazo, «les hemos mostrado fotos en los días previos a la intervención y después se las hemos vuelto a mostrar en quirófano. Esta tarea también nos permite chequear, en ciertas circunstancias, diferentes componentes emocionales, por ejemplo, mostrándoles fotos de su infancia o de personas que han marcado sus vidas».

Por el momento han sido cinco los pacientes intervenidos con esta técnica, en la que es esencial el papel de la neuroanestesista, «quien se encarga de controlar la dosis justa de anestesia, para que el paciente no sienta dolor y al mismo tiempo pueda colaborar con nosotros», matiza González. En España sólo Málaga y Barcelona operan de tumores cerebrales a pacientes mientras permanecen despiertos.

Esta técnica se engloba dentro de un conjunto de procedimientos pioneros con los que cuenta el servicio de Neurocirugía del Hospital General para la resección de tumores con el menor daño posible al enfermo. Técnicas que comienzan antes de la propia intervención. «Llevamos a cabo una planificación quirúrgica por imagen con resonancia funcional, en la que el paciente también va realizando determinadas tareas. De esta forma vemos qué zonas cerebrales se activan y eso nos sirve para delimitar mejor el tumor». La tractografía es otra de las técnicas que utiliza el servicio para visualizar la estructura neuronal del cerebro, «y delimitar mejor las zonas profundas a respetar», explica González.

Ya en quirófano, gracias a la neuromonitorización del paciente y en colaboración con neurofisiología y neuroanestesia, los médicos realizan un mapeo de la corteza cerebral en el que se localizan zonas concretas, tales como el área motora, la sensitiva o la que gestiona el lenguaje. Mediante unos electrodos, explica Pablo González, «vamos estimulando diferentes áreas y recibiendo una valiosa información», lo que disminuye los riesgos para el enfermo.

Desde hace poco más de un año, el servicio dispone además de un microscopio que cuenta con un módulo de fluorescencia tumoral. «Horas antes de la operación le damos al paciente una medicación que se introduce únicamente en las células tumorales y así, durante la cirugía podemos ver en color rosa el tejido tumoral y en azul la parte sana». Una herramienta que ha cambiado notablemente la forma de trabajar de los neurocirujanos. «Antes abrías y tenías que guiarte un poco a ojo», señala Pedro Moreno. «Con los módulos de fluorescencia ahora llegamos donde el ojo no alcanza». El servicio de Neurocirugía también emplea la neuroendoscopia para llegar a zonas profundas del cerebro.

Cada año, esta unidad, de referencia para toda la provincia, opera en torno a 200 pacientes por tumores cerebrales. Se trata de cirugías que pueden llegar a prolongarse durante 12 o 14 horas. «Requieren de mucha preparación y se desarrollan en un quirófano especial, destinado únicamente a estas intervenciones», explica Moreno.