Las Cortes han aprobado por unanimidad una propuesta de Compromís, reforzada con una enmienda del PP, para instar al Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente a que ponga fin a la agonía que sufre la bahía de la Albufereta desde 1993, cuando se paralizaron las obras para construir el puerto deportivo Puerto Amor, llamado a ser un icono de turismo náutico deportivo, pero que se han convertido en un despropósito en una de las postales más bellas de la fachada marítima de Alicante.
Veintitrés años después de la paralización y casi nueve desde que los terrenos volvieran a la Administración (2007), los vecinos de la Albufereta exigen, ahora respaldados por las Cortes, una solución definitiva que pasaría por una restauración paisajística, según apunta Ernesto Jarabo, presidente de la asociación de vecinos «Playa Blanca». «Lo que ha pasado con Puerto Amor es una vergüenza porque aunque el agua está cristalina, los restos del espigón, que llegó a tener metro y medio de altura -ya está debajo de las aguas-, paran las corrientes y la playa está llena de fango. Creemos que ya es hora que la Administración tome medidas. Lo primero demoler los espigones y después adecentar la zona», subrayó Ernesto Jarabo.
El caso es que en Madrid son conscientes del problema desde el pasado febrero, cuando el diputado por Compromís, Ignasi Candela, presentó una Proposición no de Ley en el Congreso para instar al Gobierno central -en funciones ya desde diciembre de 2015- a que se buscara una solución para recuperar el paisaje de la zona de la bahía de Alicante, donde a principios de los años 80 del siglo pasado se proyectó la construcción de un puerto deportivo. Una iniciativa fallida pero que ha dejado su rastro en forma de una zona de playa (tierra ganada al mar) cenagosa y en la que puntualmente se acumulan los escombros para desesperación de los vecinos de la Albufereta. Las últimas noticias sobre el tema datan de 2010, cuando se planteó trasladar el proyecto a la zona de Rocafel pero tampoco cuajó. Compromís exige la restauración paisajística, la retirada de los escombros, el acondicionamiento vegetal y la regeneración de la playa para restaurar el estado en el que se encontraba en los años 70.
Solución fallida
La solución planteada en 2010 no era fácil, porque la promotora no renunció a los alrededor de 40.000 m2 de terrenos ganados al mar frente a la urbanización de Bahía de los Pinos, lo que hubiera obligado a ampliar considerablemente los terrenos ganados al mar en Rocafel. Lo mismo sucedió con las áreas comerciales que se contemplaban, como un importante incentivo en el proyecto de Puerto Amor. El Tribunal Superior de Justicia condenó en 2009 a la Generalitat a indemnizar a la promotora por la paralización de las obras mediante decreto en 1993. La resolución ordenó al Consell pagar por el daño producido y el lucro cesante durante los ocho meses de aplicación del decreto.
El asunto se prolonga desde 1979, cuando el proyecto fue aprobado por el Consejo de Ministros. Tras sucesivas paralizaciones y recursos judiciales, el Tribunal Supremo desestimó en 2003 el último recurso de la Generalitat y dio luz verde a las obras. Pero ya se habían construido los dos espigones y rellenado una parte de la costa afectando gravemente a la renovación de las aguas en esa parte de la bahía de Alicante, especialmente a las playas de la Almadraba y la Albufereta. En 2007, el promotor perdió la propiedad de los terrenos ganados al mar y la concesión.
