Los cuatro litros por metro cuadrado que dejó ayer la lluvia que cayó durante dos horas sobre sobre la ciudad de Alicante -primeras precipitaciones desde mayo-, entre las 12.30 y las 14 horas, ha provocado ya que el mes de julio de 2016 sea el más húmedo desde 1999, hace 17 años. Julio es un mes muy seco en Alicante como lo demuestra la estadística de la Agencia Estatal de Meteorología, que cifra en 5,4 litros la media de lluvia normal en julio para un periodo calculado de 150 años.

La tormenta de ayer fue consecuencia de que el cielo literalmente «escurrió» la elevada humedad y la inestabilidad latente que hay en el mar Mediterráneo, debido a la elevada temperatura que tiene a estas alturas del año (26º ), según apuntó Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante. La lluvia ni sirvió para mitigar el calor porque, pese a bajar las máximas, la humedad es alta y con ella el bochorno. En Alicante no llovía desde mayo, ya que en junio no cayó ni una gota.

La tormenta se formó debido a la coincidencia de dos situaciones meteorológicas. La circulación de vientos de levante, que arrastran el aire desde el mar, y el hecho de que la temperatura muy alta del mar se combinara con un aire muy cargado de vapor de agua y que se condensa facilmente.

«Si en las capas altas hubiese más inestabilidad, estaríamos hablando de lluvias torrenciales, apunta Jorge Olcina. Al no haber esa inestabilidad, las lluvias se producen forma de llovizna continua y chaparrones sueltos.

Por otro lado, el Ministerio de Agricultura abrió ayer el plazo de información pública del decreto que prorrogará hasta el 30 de septiembre de 2017 la declaración de sequía en las demarcaciones hidrográficas del Júcar y del Segura. Todos los interesados pueden presentar hasta el día 20 de julio las alegaciones que estimen oportunas al texto que, una vez aprobado, permitirá al Gobierno seguir aplicando durante la próxima campaña de riego medidas excepcionales para paliar los efectos de la sequía.

En la cuenca del Júcar, las precipitaciones que durante el presente año hidrológico han vuelto a situarse por debajo de la media han provocado una disminución de los recursos embalsados en las principales infraestructuras de regulación afectando principalmente a los sistemas de explotación del Júcar, que atiende las principales demandas urbanas y agrícolas de la demarcación. Especialmente preocupante es la situación de los sistemas Marina Baixa Marina Alta y Serpis. Por lo que respecta al Segura, también la falta de precipitaciones en este último año ha provocado un descenso tanto en la aportación a los embalses de cabecera como en el volumen que éstos almacenan, encontrándose el indicador del estado global de la cuenca en una situación de prealerta, con tendencia desfavorable por la falta de lluvias.