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Juego de equilibrios

El tripartito ha de pactar con PP o C's si no quiere dejar el peso de las decisiones a los tránsfugas

Juego de equilibrios

La presencia de dos ediles tránsfugas en el Ayuntamiento de Alicante dibuja un nuevo equilibrio de fuerzas que obliga al equipo de gobierno, en minoría, a tener que llegar a acuerdos con la bancada de la oposición para sacar adelante los grandes temas y que complica la aritmética de las votaciones en el pleno.

El equipo de gobierno (PSOE, Guanyar y Compromís) ya perdió la mayoría con la expulsión de Nerea Belmonte hace tres meses, quedándose con 14 votos de los 29 en la Corporación. La marcha de Fernando Sepulcre de Ciudadanos y su paso a edil no adscrito también ha redistribuido el peso de los votos en la bancada de la oposición: Los 15 que suman se reparten entre los 13 que aglutinan PP y Ciudadanos (8 los primeros y 5 los segundos) y los dos de los ediles tránsfugas.

Con estos números sobre la mesa 14 del tripartito (6 PSOE, 5 Guanyar y 3 Compromís) frente a 8 del PP; 5 de C's; 1 de Belmonte; y 1 de Sepulcre son muchas las posibles combinaciones de votos, si bien los grupos del equipo de gobierno y los grupos municipales de la oposición aseguran, hoy por hoy, no negociarán con los dos ediles tránsfugas. Pero si no quieren dejar en manos de los dos ediles no adscritos el peso de las decisiones del pleno, los del tripartito están abocados a negociar con el PP o Ciudadanos para contar con la mayoría que les permita sacar adelante sus propuestas.

Belmonte y Sepulcre son dos versos sueltos que, unidos, podrían aumentar su peso para decantar la balanza y hacer perder al tripartito sus votaciones. Es algo que ya ha ocurrido. En el pleno de abril, Belmonte se abstuvo en la petición del PP de crear una comisión para abordar la problemática de los veladores, lo que generó un empate de votos (los 14 en contra del tripartito y los 14 a favor que, entonces, sumaban PP y C's). El alcalde, Gabriel Echávarri, se vio obligado a utilizar, por primera vez, su voto de calidad para deshacer el empate y rechazar la iniciativa de los populares.

En el pleno siguiente, el de mayo, el tripartito perdía su primera votación en un pleno, dado que Belmonte se alineó con el PP y Ciudadanos (sumando 15 votos) para permitir a los populares aprobar una iniciativa que pedía al Consell delegar en el Ayuntamiento las medidas de seguridad para los racós de Hogueras. En el último pleno del jueves, en el que Sepulcre debutó como edil no adscrito, el tripartito perdió una segunda votación, dado que los dos tránsfugas sumaron sus votos a los de Ciudadanos y el PP para apoyar una propuesta sobre el uso del móvil para el pago de la Zona Azul.

El tripartito sí pudo sacar adelante en el pleno del jueves una modificación presupuestaria de 37 millones que le permitirá destinar 16 millones a inversiones y otros 18 a pagar la deuda con Hansa Urbana por una sentencia judicial heredada del mandato del PP. Aunque los grupos de la oposición del PP y Ciudadanos criticaron la «imprevisión» y que no se contara con ellos para definir las inversiones, permitieron al tripartito sacar adelante su propuesta y optaron por no bloquear las inversiones con su abstención en la votación -también lo hicieron los dos tránsfugas. No obstante, desde el PP advertían ayer al tripartito de que «no podrá aprobar el presupuesto de 2017 sin llegar a acuerdos con la oposición», dado que el equipo de gobierno se encuentra en minoría.

El portavoz del PP, Luis Barcala, subrayó que «el pleno puso de manifiesto una cosa clara, y es que» los presupuestos de este año 2016 (aprobados en marzo con los únicos votos a favor del tripartito, que en ese momento mantenía la mayoría) «son los primeros y los últimos que el tripartito va a poder presentar en solitario, sin pactar y prescindiendo del PP y de Ciudadanos. Barcala destacó que «eso significa que en los ejercicios posteriores, el tripartito no podrá sacarlos adelante si no prepara unos presupuestos en condiciones y los pacta con la oposición».

Dentro del equipo de gobierno local, configurado por tres grupos políticos (PSOE, Guanyar y Compromís), también se han producido divisiones en el voto en los últimos plenos. La más destacada fue la del pleno de marzo, cuando Guanyar y Compromís dieron la espalda al PSOE para impedirle sacar adelante su «abierto total» del comercio, que sólo respaldó C's. Dos meses más tarde, en el pleno de mayo, Guanyar tuvo que valerse de los votos de los grupos de la oposición (PP y Ciudadanos) y de Belmonte para pedir al Consell la reapertura de los centros de salud por la tarde en verano. Sus socios de gobierno del PSOE y Compromís (partidos de los que depende la gestión de la Conselleria de Sanidad) se abstuvieron.

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