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Barrio rico, barrio pobre

Más de 21.500 euros anuales separan las rentas medias del centro y de Juan XXIII

Barrio rico, barrio pobre

Son la cara y la cruz de Alicante. Con una renta media de 34.668 euros, el centro es la zona más rica de la ciudad. Y a una enorme distancia, con una renta media de 13.116 euros, se encuentran los barrios de Juan XXIII y Virgen del Carmen. Las zonas más adineradas frente a las más pobres de la ciudad de Alicante, según revela el proyecto europeo Urban Audit, del Instituto Nacional de Estadística. Además, la zona norte de Alicante es la tercera más pobre de España, sólo por detrás de dos barrios sevillanos, según revela el trabajo del INE.

Con una densidad de población similar -22.846 habitantes censados en el centro y 23.790 en la zona norte-, la gran diferencia demográfica la marca el peso de la población inmigrante. En el centro, los extranjeros representan el 19% de la población y en los barrios más pobres, el 27,71%. Esta segunda zona es además mucho más joven, con más de un 19% de población de 0 a 14 años. En el centro de la ciudad, los menores suponen el 8,3% de los residentes y la población está más envejecida. «Aquí viene a vivir mucho jubilado que antes residía en la zona del Cabo o del Golf y que optan, al hacerse mayores, por trasladarse al cetro, donde hay más servicios y la vida es más cómoda, sin necesidad de coger el coche todos los días», señala Rosa Dueñas, coordinadora del título propio de Estudios Inmobiliarios de la Universidad de Alicante.

Población por tanto más joven en la zona norte, pero también en una situación mucho más precaria. El paro en estos barrios roza el 20%, frente al 13% de media de la ciudad, según la memoria del proyecto Urban del Ayuntamiento de Alicante. «Con la crisis la situación del barrio ha empeorado», señala Nicandro Pérez, sacerdote responsable de la capilla María de Nazaret, en Juan XXIII. El desempleo ha golpeado muy fuerte. «Muchas familias han perdido los trabajos que tenían y sobreviven con subsidios que apenas llegan a los 400 euros».

La pobreza se ha trasladado a los espacios comunes de estos barrios, lo que marca otro abismo. Mientras en el centro es difícil encontrar un local libre y los precios del alquiler comercial son astronómicos, en Juan XXIII prácticamente todas las tiendas han echado la persiana. «No queda nada abierto ya», señala Celia Campelo, presidenta de la asociación de vecinos Juan XXIII, refiriéndose a las galerías comerciales de la cuesta de la calle Bas Mingot. Sólo hay, añade la representante vecinal, «algún bar, una droguería y muchos locales han sido ocupados por iglesias o por personas que no se sabe muy bien qué hacen».

Un reciente estudio del Ayuntamiento de Alicante pone cifras a esta realidad, 1.433 comercios del centro de la ciudad frente a la treintena que resisten en los dos barrios de la zona norte más empobrecidos.

Las diferencias se trasladan a las viviendas. En Juan XXIII el precio de los pisos ronda los 20.000 euros, mientras que en el centro de la ciudad es raro encontrar una vivienda que baje de los 100.000 euros, aunque, según Rosa Dueñas, «la crisis ha hecho mucho daño al mercado inmobiliario». Ella misma tiene su piso de 180 metros cuadrados en Alfonso El Sabio en venta por 340.000 euros. Antes de 2008 «podía pedir 150.000 euros más». Y si hasta hace unos años Maisonnave era la avenida más cara de Alicante, en los últimos años «ha perdido fuelle en favor de avenidas como Federico Soto, Alfonso El Sabio o la plaza de Luceros». Precios altos de venta y también de comunidad. En el edificio de Dueñas se pagan 220 euros al mes, «que incluye un ascensor para 28 vecinos, calefacción, montacargas y portero».

También la crisis ha agravado los problemas de vivienda en la zona norte, pero en este caso debido a personas que ocupan viviendas de manera ilegal. «La mayor parte de las casas que rodean la cuesta de Bas Mingot son pisos a los que han dado una patada en la puerta y se han metido. Muchos de ellos funcionan como pisos patera en los que malviven decenas de persona», señala Miguel Juárez, vecino de Juan XXIII. Como él, muchos otros residentes destacan los problemas de seguridad que han aflorado en el barrio en los últimos años por pequeños hurtos y trapicheo con drogas. Sin embargo, Nicandro Pérez se queda con lo bueno. «En este barrio hay vida al contrario que otras zonas de Alicante, que están muertas. Aquí hay dinamismo, los niños hacen vida en la calle, hay árboles y desde la cuesta llegas a ver el mar. Su emplazamiento es privilegiado».

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