Las conductas inapropiadas que se atribuyen de modo general a la población adolescente también afectan a estudiantes de más edad, que ya cursan una carrera universitaria. Son las conclusiones del último informe sobre «Educación y género en población universitaria», que ayer expusieron las doctoras de la UA Ana Rosser y Raquel Suriá, en el VIII Congreso internacional de Educación y Psicología.
«Las concepciones sexistas entre adolescentes nos llevaron a realizar el estudio entre los universitarios, sobre su uso de la redes sociales y su concepción sobre lo que es y no es violencia de género». La encuesta, entre 516 universitarios de Ciencias Sociales, destronó la máxima de que «a más formación, menos sexismo». Entre la mayoría de las chicas, por ejemplo, se acepta adaptarse a los criterios del varón para que funcione la relación de pareja y aunque la agresión física la consideran violencia de género con claridad, impedir que la pareja salga con los amigos y controlarla sólo es considerado violencia de género entre la mitad de los encuestados. «La agresión física sí la reconocen pero la psicológica no la advierten como tal», apunta Rosser.
La difusión de imagenes y las amenazas a través de las redes sociales obtienen las puntuaciones más bajas en la consideración de lo que es violencia de género entre los universitarios.
