Hamburguesas, pizzas, pollo, comida china, tailandesa, japonesa, kebab y hasta paella. La comida rápida llega ya a pie de playa, en concreto al Postiguet, mediante repartidores en moto contratados por una docena de restaurantes del centro de Alicante que se han unido para realizar esta nueva oferta dirigida a los bañistas, pero que está generando un gran malestar entre los establecimientos de restauración de primera línea. El reparto de las comandas a los clientes en la misma arena es una fórmula que los comerciantes y hosteleros de la zona han detectado este mismo año y que se suma a la oferta ambulante de sangría y mojitos que vendedores ambulantes llevan en neveras desde hace varios veranos y que esta temporada se está sofisticando con más bebidas a la carta, incluso champán y cava.

Los pedidos de comida rápida se realizan vía telefónica y el repartidor los acerca hasta la arena o sus proximidades por un encargo de comida de al menos 12 euros más dos de gastos de envío. Así figura en los folletos que varias personas van repartiendo desde hace unas semanas a bañistas y turistas de la playa del Postiguet, y que también distribuyen tarjetas con el teléfono de contacto. En los folletos figura el horario en que se llevan los pedidos, y los días. De lunes a domingo de 13 a 16 horas, y de 20 horas a 23,45 horas. «Realizan este servicio a domicilio en todo Alicante y ahora también en la playa del Postiguet, según dice la publicidad», explica indignada una hostelera de la zona, que alerta de que no es el único servicio que ofrece comidas en el Postiguet, aunque sí es más organizado, puesto que hay publicidad de otro similar que empapela la parada de la línea de la lanzadera del TRAM fuera de servicio en el Postiguet. En los folletos que reparten rezan precios, horarios de servicio e incluso los lugares donde se recoge la comida, con un mapa: en la zona del Meliá, a la altura del puesto de emergencia de la playa, y al final de la misma. «Disfruta de sol, playa y comida», reza en la publicidad, que también llega a las redes sociales.

«Ya copan hasta las cenas. No será ilegal que vengan a vender pero, ¿cómo se permite con la suciedad que va a implicar tanto envase y restos en una playa turística?», se pregunta. «Nosotros como establecimientos de hostelería no podemos llevar a la arena envases de cristal porque lo prohíbe la normativa vigente. Ellos si el cliente quiere una botella también se la venden. Se va a llenar todo de basura», denuncian hosteleros de los establecimientos de primera línea del Postiguet, que prefieren el anonimato.

Consideran que están sufriendo una competencia desleal puesto que a ellos el Ayuntamiento les exigen diversos requisitos. «Estamos pagando un canon de ocupación de vía pública y los impuestos nos tienen hasta el cuello. Esa actividad nos perjudica mucho porque prácticamente trabajamos fuerte dos meses para mantenernos todo el año mientras que los restaurantes del centro funcionan toda la temporada. Y luego están los vendedores ambulantes de bebida que no dejan de vender un solo mes en la playa, además bebidas a seis euros en vaso de plástico, el doble de lo que cobramos nosotros». Otra trabajadora afirmó que los precios los llevan pegados en las neveras, que intentan esconder a la vista de la Policía. Aseguran haber visto además a algunos vendedores reutilizando vasos y cañitas de la basura y limpiando la fruta con agua no potable de los lavapiés.

Solo en la última semana han visto decrecer algo esta actividad por el incremento de la presencia de policías locales que vigilan por la arena, «aunque cuanto que se dan la vuelta regresan». «Hasta que no acaben los colegios no van a venir suficientes agentes. Nos pondrán efectivos hasta septiembre pero luego volverá a ser lo mismo». Por este motivo, los hosteleros quieren reunirse con la Concejalía de Ocupación de Vía Pública para pedirles autorización y repartir también propaganda de sus servicios teniendo en cuenta, explican, que en el stand de alquiler de hamacas también se venden sandwiches, brochetas de fruta, tajadas de sandía y otros.

Otro problema que preocupa a los trabajadores de hostelería de la playa son los gorrillas, «hay diez o quince en el aparcamiento del Postiguet que rayan los coches si la gente no les da dinero. Menudo espacio turístico que tenemos, no sé como viene la gente a la playa», afirman en referencia al Postiguet, convertido en un espacio de negocio. «Se ha transformado en medio de vida para mucha gente, porque al final ganan más que nuestros camareros, que pagan seguridad social y están contratados regularmente». También se quejan del descuido y el vandalismo contra el mobiliario urbano y la jardinería de la zona.

Comerciantes y hosteleros afirman que recientemente pidieron refuerzos de seguridad al Ayuntamiento, que les invitó a esperar al 1 de junio, dado que no tenían efectivos, a que comenzara a funcionar la policía turística con los 24 agentes que se anunciaron. «Sin embargo, a día de hoy no han hecho ni los exámenes, por eso envían al grupo Fox y al Goir de vez en cuando y hacen barridas pero al rato estamos otra vez igual». Asimismo, denuncian que la venta ambulante del paseo del Puerto está ahora en el del Postiguet, «y cuando hay manteros en la acera, los vendedores de la bebida se meten en la arena porque así todos saben que no hay policía».

Seguridad

El concejal de Seguridad, Fernando Marcos, destacó el trabajo de la Policía Local intentando controlar la venta ambulante en la playa, y reconoció cierto retraso en el estreno del servicio de vigilancia policial, que se reforzará con 24 agentes durante todo el verano en Alicante. El edil explicó que aún no se ha podido formalizar la bolsa de agentes porque ha habido que esperar a los informes del interventor municipal al estar el Ayuntamiento intervenido pero aseguró que la próxima semana empezarán las pruebas físicas y que la idea es que en Hogueras estén ya los agentes vigilando las playas. Sobre la venta de comida a domicilio por una docena de restaurantes, indicó que mientras tengan licencia para hacer comidas elaboradas no es un servicio ilícito y lo comparó con los repartidores de pizza que van con la comida por la ciudad.