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«Blufs» de la construcción

Los fantasmas del ladrillo

La «explosión» de la burbuja inmobiliaria y la crisis dejan un rastro de obras paradas

Los fantasmas del ladrillo PILAR CORTÉS

El vicealcalde de Alicante y portavoz del Tripartito que gobierna la capital de la provincia, Nacho Bellido, confirmaba esta semana que la estación intermodal del AVE deberá esperar tiempos económicos mejores, es decir, como mínimo la próxima legislatura -o sea bien entrada la segunda década de este siglo-. Mientras, la estructura del Atrium Beach, el que iba a ser algo así como un crucero en tierra, sigue varada en la Cala de Finestrat, el edificio InTempo de Benidorm InTempoBenidorm espera un inversor potente que lo acabe, y la antigua estación de Benalúa (y no es fijación por las estaciones), que alberga la sede Casa Mediterráneo (dos candidatos a dirigir la ONU han participado esta semana en unas jornadas), espera que alguien le ponga las ventanas de las que carece desde que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011) decidiera convertir el hall de la estación en un punto de encuentro internacional.

Cuatro ejemplos claros de los «blufs» urbanísticos que la crisis económica que arrancó en 2007 ha dejado en una provincia que se quedó, incluso, sin entidades de ahorro, y con una Administración canina en cuanto a presupuesto para inversiones. Conclusión: cientos de millones de euros de inversiones públicas y privadas tirados a la basura, o sin cumplir las expectivas, como el caso de la estación del AVE de Alicante, que de anunciarse como una especie de miniciudad con cines, hotel y centro comercial, ha acabado siendo un apeadero de hojalata por el que, sin embargo, pasan más de tres millones de personas al año.

El parón presupuestario impuesto en el Ministerio de Fomento por José Blanco en 2010 y prorrogado por la ministra Ana Pastor a partir de 2011 tuvo un efecto directo en el pobre remate de la estación, que desde junio de 2013 acoge la llegada del exitoso AVE a Alicante. La que iba a ser una inversión cercana a los 30 millones de euros (financiados a cuenta de una empresa privada a cambio de su gestión), se quedaron en poco más de seis millones, con los que se construyeron unos andenes semicubiertos -la plancha no cubre todo la longitud del andén y muchos pasajeros bajan y suben al tren a cielo abierto- y una especie de nave de hoja de lata donde el pasajero se cuece en verano y se congela en invierno.

Muy lejos, por ejemplo, del superedificio de Villena (30.000 viajeros al año) y a años luz de lo que se hizo, por ejemplo, en Málaga. La «provisionalidad» de esa estación va para largo y de intermodalidad cero. Los autobuses siguen en unas instalaciones provisionales en el centro y el tranvía se queda en la plaza de los Luceros.

Y hablando del TRAM, el túnel de la variante de Serra GrossaSerra Grossa (otra macroinversión de 25 millones de euros) lleva esperando su finalización desde la primavera de 2012. El Consell asegura que por fin habrá partida presupuestaria en 2017, pero de momento lo único que se ve desde el propio tranvía -dirección Benidorm y playas- es un túnel cerrado tras perforar parte de la Serra Grossa.

En Villena, el edificio vanguardista de la estación del AVE costó 11,5 millones. Ocupa una superficie edificada de 4.526 m2 y, sin embargo, se halla en un recóndito paraje agrícola sin enlace con la A-31. Y ello a pesar de que apenas le separa de la autovía de Alicante-Madrid un kilómetro de terreno llano y trazado recto, que no ofrece apenas dificultades técnicas para cualquier obra pública. Han transcurrido más de tres años desde que el entonces Príncipe Felipe -hoy Rey de España- inauguró la estación del Alta Velocidad de Villena y, sin embargo, el acceso a esta moderna e infrautilizada infraestructura sigue teniendo más futuro que presente.

Embalse permeable

Cerca de Villena está el embalse de san Diego, regulador del agua que iba a llegar desde Cortes de Pallás, y que hoy aparece como una obra fantasma. No ha llegado a funcionar nunca porque se detectaron fugas en una obra que costó 40 millones de euros. El embalse tiene unas dimensiones extraordinarias y fue clasificada como Presa de Categoría A por la Dirección General de Obras Hidráulicas del Ministerio de Medio Ambiente. Su perímetro supera los 4 kilómetros de longitud; presenta una altura máxima de 35,2 metros al pie de talud y de 38,5 metros sobre el eje de los cimientos; el ancho de coronación tiene 7,5 metros y el ancho de base de talud llega a alcanzar en algunos puntos los 200 metros. El agua almacenada, en su cota máxima, tendrá 22 metros de profundidad, es decir, cubriría un edificio de 7 plantas. Todo para nada, porque ni funciona y, además, aparece ahora como un «monstruo» hidráulico tras cambiarse la toma del agua y no haber ni rastro de los 80 hm3 de agua que debían llegar todos los años a la provincia de Alicante.

Un coloso vacío

En Benidorm, el proceso de liquidación de la promotora Olga Urbana y la venta por subasta de uno de sus mayores activos, el «coloso» InTempo -92 metros de altura y 47 plantas-, tiene por fin ya sobre la mesa las primeras ofertas. Al menos dos grupos inversores han mostrado su interés en pujar por el edificio residencial más alto de España y están en proceso de formalizar o ya han formalizado ante el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Alicante sus ofertas para adjudicarse el inmueble. La primera se presentó ante el juzgado el pasado 4 de mayo, fecha en la que vencía el primer plazo para la presentación de proposiciones. Al parecer, la misma ascendería a 47 millones de euros, una cantidad muy a la baja teniendo en cuenta que la tasación que se realizó en su día del edificio alcanza los 90 millones y la deuda global de Olga Urbana superaría los 140 millones.

Por otro lado, la puja realizada por el segundo grupo interesado en adquirir este rascacielos se incrementaría hasta los 58,5 millones de euros y provendría de un fondo de inversión con domicilio social en Madrid, creado ex profeso para participar en esta inversión, como explicaron fuentes conocedoras del proceso. El Juzgado de lo Mercantil número 1 de Alicante aprobó el pasado 4 de diciembre el proceso de liquidación de la constructora Olga Urbana, una de las promotoras de la comarca que tomó auge durante el boom del ladrillo y que acabó en la quiebra y sin poder finalizar este edificio.

Mientras se dirime este proceso, una de las cuestiones que sí están claras es que quien se quede finalmente con el InTempo tendrá, además, que terminar la obra. La construcción se inició en el año 2006 y ha sufrido varias paralizaciones. La última y definitiva hace más de un año, tiene por ejecutar todavía en torno a un 5% del proyecto, principalmente en lo referente a la urbanización de los accesos, jardines y exterior del complejo.

Cerca de Benidorm, en La Vila, su Ayuntamiento inició hace un año el expediente para declarar la caducidad de la licencia de obras del hotel Atrium Beach, paralizadas desde hace aproximadamente una década. El inicio de este procedimiento de caducidad llegaba después de que los procesos judiciales finalizaran y tras ratificar el Tribunal Supremo en diciembre una multa de 3,8 millones de euros a favor del ayuntamiento porque la promotora del complejo, Hotel Luna S.A, hizo obras sin licencia.

Concretamente, la promotora excedió la edificabilidad permitida, lo que intentó resolver con un Plan de Reforma Interior de Mejoras (PRIM) que supuso la demolición de 14.470 m2 y que también fue anulado en los tribunales. Las obras del complejo se paralizaron en 2003 después de un accidente laboral en el que fallecieron tres operarios y a raíz del cual se detectó el exceso de edificabilidad.

Y en el mismo casco urbano de Benidorm, para vergüenza de vecinos y turistas lleva ya más de 15 años en la avenida de Europa, principal arteria de entrada a la ciudad en esqueleto del Centro Cultural, el que iba a ser «ADDA benidormense». Un proyecto que data de finales de los años 90 cuya paralización hay que apuntar al Consell del PP. El mismísimo Gerardo Camps, hoy en la picota por sus presuntos excesos a cuenta del erario público lo «resucitó» en la campaña electoral de 2011. Humo.

En Alicante, esta semana se conocía que el consejo de administración de la Autoridad Portuaria, ha dejado desierto en concurso para dotar de actividad al antiguo edificio de Sanidad. Un inmueble protegido que data de 1908 y se ha quedado atrapado en medio de una rotonda. Sin acabar están también las nuevas dependencias de la Policía Local de la avenida Historiador Vicente Ramos y, como icono de la dejadez e inoperancia, la sede de Casa Mediterráneo, que lleva inacabada debido a la falta de fondos públicos. Esta misma semana, el propio ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, aireaba la situación ante un centenar de diplomáticos de todo el mundo, entre ellas la presidenta de la Unesco, Irina Bokova, que el edificio que en su día acogió la estación de Benalúa carece todavía de ventas y animó a que el resto de patronos arrimaran el hombro para terminarlo cuanto antes. Han pasado 8 años y el edificio sigue a medio terminar para la vergüenza general.

En la cárcel de Fontcalent

Otro «bluf urbanístico lo constituye la Unidad de Madres construida en la prisión de Fontcalent, que sigue cerrada después de que concluyeran las obras en diciembre de 2011. El Gobierno invirtió casi siete millones de euros en esta obra destinada a madres presas con niños pequeños de toda la Comunidad Valenciana y sigue sin abrirse porque no hay funcionarios para que presten servicio. Este proyecto fue impulsado en plena época de crisis por la exsecretaria general de Instituciones Penitenciarias, la socialista Mercedes Gallizo, y los sindicatos han denunciado en reiteradas ocasiones no sólo el gasto de 6,7 millones de euros en las obras, sino también los más de 100.000 euros anuales que gastaban al año para que vigilantes de seguridad privada custodiaran el inmueble, servicio que al final se suprimió.

En Elche, también son varios los edificios destacados que permanecen en el limbo: La Oficina Provincial de Tráfico, el Centro Hernandiano, el hotel de Arenales del Sol (privado) o el albergue de estudiantes, por citar algunos.

Tráfico adquirió el inmueble para su sede, junto a la carretera de Crevillent, en 2006. Lo adecuó y las obras finalizaron en 2011. Todavía se ignora cuándo abrirá.

En cuanto al hotel de Arenales del Sol, que cerró sus puertas en 1979, hace medio año se pudieron, por fin, retomar las obras para su rehabilitación y anunciada reapertura en verano de 2017. Sin embargo, Costas acaba de paralizar la actuación al entender que se podría haber vulnerado la autorización concedida a la hora de realizar los trabajos de reforma. Así las cosas, el imponente edificio en primera línea de playa, tiene visos de seguir empañando la cara de este litoral mucho tiempo más.

Finalmente, el albergue juvenil, junto a la Ciudad Deportiva, pasó, con la llegada del PP al Ayuntamiento, a transformarse en residencia estudiantil. Ahora, con el tripartito gobernando, se vuelve al plan inicial de que sea un albergue juvenil. La infraestructura, que se paralizó en 2012 por los impagos del Consell y que continuó su construcción en 2013, supuso una inversión de 2,4 millones. Nunca se ha puesto en marcha.

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