Altercados, insultos e incluso agresiones físicas. El aumento de la conflictividad en los centros de salud ha ido en aumento en los últimos meses, lo que ha obligado a Sanidad a tomar cartas en el asunto y aumentar las horas de vigilancia en el centro de salud de Campoamor, uno de los últimos que ha registrado un incidente de gravedad.

El suceso ocurrió hace unas semanas, según CC OO, cuando una mujer insultó y quiso pegar a una pediatra que le recomendó que fuera a Urgencias para que le hicieran unas placas a su hijo, que se acababa de caer. Los compañeros de la facultativo se vieron obligados a intervenir. Este suceso ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de los trabajadores, que trasladaron a los sindicatos y a la dirección del Hospital General de Alicante, del que depende este centro de salud, su temor a que se repitiera un incidente similar. Finalmente, a partir del próximo lunes, se aumentará en tres las horas en las que un guardia jurado permanece vigilando el centro, según confirmaron ayer desde CC OO y fuentes del Hospital General.

En los últimos meses, CC OO ha remitido dos escritos a la gerencia del hospital pidiendo un aumento de las medidas de seguridad en este centro de salud, así como en el complejo sanitario de Florida, Babel y centro de especialidades ante el aumento de incidentes que han tenido que resolver los propios trabajadores.

Hasta 2013 los centros de salud contaban con un vigilante que permanecía prácticamente desde que la instalación abría hasta que cerraba sus puertas. Con los recortes, y coincidiendo con la licitación de un nuevo concurso para adjudicar los servicios de seguridad, la Conselleria de Sanidad hizo un drástico recorte de personal y horas de servicio. Desde entonces, los vigilantes solo están la mitad de la jornada en los centros de salud, por lo que estos permanecen muchas horas sin vigilancia. También el propio Hospital General sufrió una merma de plantilla, con un sólo vigilante por las plantas del centro sanitario.

Las consecuencias de estos recortes han sido notables. «Un vigilante de seguridad siempre disuade. Si hay un paciente conflictivo, éste se lo piensa dos veces antes de enfrentarse a él, mientras que tiene menos reparos a insultar o tratar de agredir a un médico o enfermero», señala Francisco Tévar, responsable de CC OO en el departamento de salud de Alicante.

Según Tévar, la crisis «ha traído un aumento generalizado de la conflictividad en los centros de salud, ya que la gente está mucho más irascible y estresada y a la mínima salta».