Las lluvias de la primavera han provocado un milagro que ya casi nadie esperaba en la cuenca del Tajo en el tercer año consecutivo de sequía. El complejo de embalses de Entrepeñas y Buendía, desde donde arranca el trasvase de agua a la provincia de Alicante y Murcia, cuenta desde ayer con unas reservas de 633,42 hm3 de agua, una cifra que según las reglas de explotación del trasvase, recogidas en el «memorándum», avalan jurídicamente que el Ministerio de Agricultura pueda duplicar la cantidad de agua que envía Alicante mensualmente. Entre 20 hm3 y 38 hm3 al mes que salvarán la cosecha del verano en Alicante, valorada en 400 millones de euros.

La facturación total del sector agrícola regado por el Tajo en Alicante y Murcia alcanza los 1.100 millones de euros, de los que unos 400 millones corresponden al sur de la provincia y al Campo de Elche. En juego están también más de cien mil empleos, por lo que las lluvias han significado un auténtico balón de oxígeno cuando sólo hace unos meses la situación era agónica. Ahora falta la voluntad política del Ministerio de Agricultura y que se cumpla la ley. El valor total de las zonas regables por el trasvase alcanza los 400 millones de euros, y su producción genera el 62,18% de los ingresos agrícolas.

La sequía ya pasó el año pasado una factura letal al sector agrícola de la provincia -116.000 familias viven del sector primario en Alicante-con unas pérdidas cercanas a los 90 millones de euros por la reducción de las cosechas y de la calidad de los frutos, al no tener caudal suficiente y de calidad. Los productos más afectados fueron los cítricos, la uva de mesa, con una reducción media del 25% de la producción pero puntas del 60% en muchos bancales, el cereal y la cosecha de almendra, que al ser de secano sigue amenazada.

La mejora de los embalses de Entrepeñas y Buendía permite que de los 20 hm3 actuales, ayuntamientos (54 en la provincia entre ellos Alicante, Elche y todos los de la Vega Baja), pasan a tener derecho para recibir 38 hm3, lo que garantiza, tanto la temporada de riego en verano como el abastecimiento de la población -complementado con el agua desalada- ante una temporada alta turística que se presenta como la mejor de la historia.

Todo es posible porque, según el periodo de transición acordado para elevar la reserva de los 240 hm3 a los 400 hm3 por debajo de los cuales se cierra el trasvase, para este año la «línea roja» está en los 336 hm3. «Una buena noticia para la provincia de Alicante y felicito a al Ministerio de Agricultura por la eficiencia que ha demostrado en el control de los desembalses en el Alto Tajo, lo que va a permitir que este mes nos trasvase 38 hm3 y en julio, agosto y septiembre otros 20 hm3 al mes, con lo que salvaremos la temporada», subrayó Ángel Urbina, presidente de la SAT San Enrique y miembro de la Mesa del Agua de la Diputación.

El problema de la cuenca del Tajo es su mala planificación. Tras las últimas lluvias se demuestra que el Tajo lleva caudal suficiente -8.399 hm3 esta semana- pero se concentra en su curso medio y no en la cabecera, donde arranca el trasvase, donde sólo están el 7% de los recursos. Bruselas ha instado al Gobierno a poner en marcha las desalinizadora. Sin embargo, el agua de la desalinización tiene un coste que oscila entre 0,70 a 0,90 euros por metro cúbico y un consumo de energía de 3,5 a 4,5 kWh/m3, mientras el Tajo-Segura, vital para las regiones de Murcia y Alicante, proporciona agua a 0,10 ?/m3 y con un consumo de energía de tan sólo 1,1 kWh/m3. Algo que complica su uso para la agricultura.