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Hogueras

Los trajes de mudar toman la calle

Las faldas y corpiños del nuevo reglamento se imponen a los brillantes colores del siglo XVIII

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Indumentaria festera como en el siglo XVIII

Los de mudar son trajes de salir y los indicados para visitar a la patrona de Alicante en la Ofrenda, en la que se sacan las mejores galas, pero son mucho más sobrios que los vestidos del siglo XVIII que hasta ahora se imponían en los desfiles, trufados de color y brillo. «Sin dejar estas telas, cada vez se verán más trajes de mudar en las calles, confeccionados con tejidos de algodón, más frescos para junio», explica Juan María Lorente, indumentarista alicantino en cuyo negocio familiar Jose Fiesta han recibido este año numerosas peticiones de festeras y festeros que querían un traje nuevo, pero de mudar, de acuerdo al reglamento aprobado hace dos años por la Federación de Hogueras para uniformar la Fiesta.

Esa sobriedad se refleja en un predominio del blanco y negro en la indumentaria, así como del gris, lo que no quita que también se demanden en rojo, marrones o granates, que los habrá. Las tres presentadoras de la proclamación de la Bellea del Foc Infantil lucieron trajes de mudar en marrón, verde y blanco. Sin embargo, tampoco se escapan a la moda y empiezan a sofisticarse. «El traje de mudar es menos llamativo y más ligero en las faldas, es decir, menos caluroso, pero ya los están confeccionando con mangas largas para que la combinación quede más bonita». Son también más económicos puesto que completos cuestan unos 1.300 euros frente a los 1.600 euros que como mínimo valen los trajes del siglo XVIII de brillo y color, que seguirá poblando las calles gracias a Belleas, bellezas y damas, que están eligiendo sobre todo fondos en marrón, verde oscuro y blanco como tonos de moda.

«La gente, con la introducción de la línea de mudar, se está animando a hacerse nuevos trajes y se lanza a esta tendencia», explica Lorente, pese a lo cual añade que todavía muchas familias alicantinas optan por llevar los vestidos de siglo XVIII que ya tienen en casa a hacer arreglos. También hay quien opta por rescatar las faldas antiguas, de hace varias décadas, para ponerles pasamanería y transformarlas en traje de mudar; y quienes se conforman con el vestido de faena o huertana, mucho más barato, «que era muy básico pero que está subiendo de categoría». Sale por unos 600 euros con cotilla (corpiño sin mangas, muy fresquito), y cada vez es más demandado por festeras y comisionadas para desfilar por las mañanas en sus distritos o para ir a la mascletà, desterrando las camisetas estilo peñas festeras.

Otra novedad en la indumentaria son los peinadores o tules en puntilla para las chicas, una prenda que cubre los hombros y el pecho «que está metida a empujones en el reglamento pero que es una de las piezas más demandadas». «Los corpiños se llevan muy ajustados y de buena hechura pero sin muchos adornos, porque las hebillas y lazos de años pasados tienden a desaparecer. Y los delantales se han recortado, son redondos o rectangulares, pero más pequeños». Las festeras completarán en la Ofrenda sus trajes de mudar o salir con mantillas para cubrir la cabeza en el acto religioso que nada tienen que ver con las de belleza, puesto que son en forma de media luna, «o bien de toalla, más alargada, o un velo. En marfil o blanco, aunque también negro». El abanico de mantillas es amplio, con precios de 60 a 1.000 euros. «No se debería llevar la larga de Semana Santa pero tampoco pasa nada».

En cuanto a los festeros, cada vez son más los que se compran pañuelos o sombreros para cubrirse la cabeza en la Ofrenda, sobre todo rodinas hechas a mano en Gata de Gorgos de forma artesanal. «Para el hombre se ha abierto el abanico y llevará combinaciones más elegantes, con chaqueta, pantalón de torrentí, negrilla o blanquilla para la mañana. Se están haciendo cada vez más coquetos».

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