¿Cuál es la situación actual en el Banco de Alimentos?
Estabilizada. En el último trimestre de 2015 hubo un bajón importante en el número de beneficiarios, pasando de 49.500 a mediados de 2014 a 34.500. No ha sido una bajada de golpe sino progresiva.
¿Influye sólo la recuperación en este importante descenso?
La caída viene motivada, por un lado, por un mayor control por parte de la UE, que ahora exige informes sociales para poder recibir la comida. Y otra de las causas es la ligerísima mejora del panorama económico general.
¿El suministro de comida está garantizado después de unos años de cierta turbulencia?
La ayuda de Europa ha cogido velocidad de crucero y este año llegarán 2,5 millones de kilos de alimentos no perecederos. Una agradable sorpresa es que están entrando, a raíz de la crisis entre Rusia y Ucrania, alimentos perecederos, frutas y verduras, de las que repartimos 1,5 millones.
¿La gente y las empresas siguen siendo igual de solidarias?
Sí, y sería conveniente de cara al año próximo pensar en reducir las colectas ciudadanas. Debemos moderarnos en la exigencia al ciudadano y librarle de las cargas que ha soportado en la calle.
