«Está muy bien, sobre todo en comparación con la primera fase del paseo, que quedó criminal, con las losetas muy irregulares y llenas de picos, donde se camina mal y la gente tropieza». Este comentario de Mariano López, vecino de la playa de San Juan, resume la opinión general de los residentes en la zona sobre el último tramo del paseo marítimo peatonal de la playa de San Juan en ser restaurado. Son 500 metros lineales entre la avenida de Bruselas y la calle Irlanda cuya rehabilitación ha impulsado el Ayuntamiento, dando continuidad al tramo de la avenida de Niza situado más al sur que urbanizó en 2010 el Ministerio de Fomento, objeto de las críticas de usuarios y bañistas.
Como Dolores Alcázar, que precisamente vive en ese otro tramo y que ayer se acercó al nuevo para llevar a sus nietos a uno de los parques infantiles habilitados en la fase recién recepcionada por la Concejalía de Urbanismo. «Aquella otra parte está muy envejecida pese a que la arreglaron hace cuatro o cinco años. Dijeron que emplearon unas losetas de China, con fósiles de plantas, pero se descascarillan todas, si vas con tacones no hay estabilidad. Ese trozo está fatal, no hay baldosas derechas. Veo que el nuevo que han arreglado está muchísimo mejor». La recién acabada rehabilitación del tramo entre la avenida de Bruselas y la calle Irlanda ha costado 1,5 millones de euros y ha supuesto la rehabilitación integral del antiguo paseo, que contaba con un pavimento deteriorado, mobiliario urbano obsoleto y un sistema de iluminación anticuado, según explicaron desde la Concejalía de Urbanismo. En esta línea, añaden que «los pavimentos se han renovado con materiales pétreos de calidad con distintas texturas y colores, el mobiliario se ha actualizado con bancos adaptados, pérgolas de acero inoxidable y madera laminada, aparca-bicis, papeleras o bolardos». También se ha cambiado la iluminación, así como el muro-pretil que separa el paseo de la playa, rematado por asientos de madera resistentes al ambiente marino. El paseo incorpora también una pista de skate de libre acceso, mientras que el carril-bici se ha ampliado, manteniendo las zonas de aparcamiento.
Sobre el muro-pretil, otra vecina de la playa de San Juan, Paula Lafuente, dijo que su renovación era tan necesaria como la del pavimento. Sin embargo, los asientos de madera que lo rematan presenta numerosas pintadas desde el botellón de Santa Faz, mucho antes de que se acabara y entregara la obra. Opina también esta joven que la transformación en parques infantiles de los espacios llenos de gravilla en pleno paseo donde antes estaban los chiringuitos ha sido una buena idea. Uno de ellos es ahora un recinto para skate, algo que no termina de convencer a los vecinos por el ruido que pueda generar cuando se empiece a utilizar.
También los trabajadores de los restaurantes valoran la obra, por la mejora de imagen de cara al turismo. «Es una zona que lo merece y que debe estar a la altura».
