Los padres lo viven con angustia diaria y los conductores tres cuartos de lo mismo. La modificación del tráfico desde que se puso en marcha la línea 2 del TRAM a su paso por la Zona Norte provoca colapsos de importancia a la salida del colegio Gloria Fuertes, en la confluencia de las vías de acceso desde la autovía.
La rotonda está colapsada todas las tardes. La doble fila de coches de los papás que recogen a sus hijos a la salida del colegio es habitual y la presencia policial no es diaria, como señalan docentes del propio centro escolar.
No es que la Policía Local no llegue todos los días a este colegio, «sino que no hay efectivos para acudir a todos los colegios a diario», explican desde el Ayuntamiento.
Los responsables de Tráfico subrayan que la presencia policial en los colegios se va «alternando» para poder atender periódicamente a la entrada y salida de los escolares, y que «ni siquiera contando con toda la Policía Local de Valencia» se podría llegar a la totalidad de los centros educativos.
También aducen desde la Concejalía de Tráfico que no se disponen de los necesarios recursos económicos como para llevar a cabo este despliegue generalizado de agentes en los colegios.
Así las cosas, la Concejalía de Tráfico y Seguridad se ha puesto manos a la obra para tratar de disuadir a los padres sobre el uso diario del vehículo para llevar o recoger a los niños de la escuela.
«Vamos a poner en marcha una campaña para fomentar el uso del transporte público, específicamente para ir al colegio, y se vinculará a una rebaja sustancial en el precio del bono joven», afirman.
Lo que ahora cuesta 16,21 euros para 30 viajes se quedaría, presumiblemente, a la mitad de precio. «Será una tarifa plana para los jóvenes, costará la mitad y los beneficios repercutirán en toda la circulación en general», señalan.
Pitos
Mientras la medida se pone en marcha -«estamos haciendo el estudio de los bonos porque es complejo» puntualizan- las pitadas y colapsos de tráfico a las 16:00 horas en la rotonda que da acceso tanto al colegio Gloria Fuertes como a la ciudad tras la entrada de la autovía a la altura de Villafranqueza son descomunales.
«Esto es muy peligroso. Cualquier día vamos a tener una desgracia. No se puede seguir así día tras día», apunta una de las madres que habitualmente circula a esa hora por la zona.
En el propio centro educativo reconocen que el espacio destinado para el aparcamiento de los autobuses desde que se remodeló la zona con la llegada del tranvía «resulta insuficiente para los tres autobuses que deben esperar a que salgan todos los alumnos de clase».
Al acaparar el aparcamiento, las familias que llegan con sus coches utilizan la rotonda en doble fila y colapsan el tráfico.
