El mandato municipal cumple once meses sin que el tripartito (PSOE, Guanyar y Compromís) haya materializado buena parte de los objetivos que se marcó en su acuerdo de gobierno. Ni el rescate de las contratas, ni la ordenación de veladores, ni el inicio del Plan General. Tampoco se han llevado a término las negociaciones con Ikea para su llegada a Alicante, como figuraban en el acuerdo. La reestructuración del personal municipal, el cambio del reglamento orgánico del pleno para diluir las competencias del alcalde o la renegociación de todos los contratos son otras cuestiones pendientes. En materia comercial, aunque se llevó a cabo el cierre de las grandes superficies en domingos y festivos (en octubre), el Consell ha terminado por revertir la decisión y devolver al comercio de Maisonnave la posibilidad de abrir cuando quiera.

En cuanto a las inversiones, las de mayor calado que hay en marcha (paseo de Niza, arreglo de la cubierta del Ayuntamiento o rehabilitación de la antigua Cámara de Comercio) se han heredado del mandato del PP y copan los presupuestos municipales de 2016, que no se aprobaron definitivamente hasta el mes pasado por los reparos que puso el Ministerio de Hacienda. Con el presupuesto sin aprobar, la ayuda a los libros de texto también ha tenido que esperar. En cuanto al resto de inversiones, unas pocas se han incluido en el presupuesto, pasarela de madera por el litoral, y otras se han confiado al remanente de tesorería del año pasado, si bien el tripartito todavía no ha decidido cuáles se ejecutarán. Tendrán que priorizar y ponerse de acuerdo.

Son, precisamente, las discrepancias entre socios las que han bloqueado otros asuntos, como el rescate de contratas. El tripartito sigue pagando a Enrique Ortiz casi 800.000 euros al mes (8,8 millones en once meses) por contratos caducados. Las discrepancias entre el PSOE y Guanyar los primeros a favor de la licitación y los segundos de la municipalización han venido retrasando la toma de una decisión que no ha llegado hasta ahora, cuando Compromís ha decantado la balanza hacia volver a sacarlos a concurso. Algo que, sin embargo, todavía no se ha producido.

Y mientras tanto, el tripartito protagoniza un enfrentamiento tras otro. El último, entre el alcalde, Gabriel Echávarri, y su socio de Compromís, Natxo Bellido, a cuenta de las aperturas comerciales en festivo. Motivo por el que el tripartito ya tuvo una crisis en febrero, en este caso con Echávarri y el líder de Guanyar, Miguel Ángel Pavón, como protagonistas. La política de personal de los socialistas, las discrepancias en cuanto al rescate de contratas, la ordenación de veladores o la confección del presupuesto han generado tensiones internas que se han visto aliñadas por otros desencuentros en cuestiones como los toros o el destino del acuario de la Plaza Nueva.