Un buen caldero con all-i-oli y mejor si sale de las cocinas del bar de la familia. Es el plato favorito de la Bellea del FocBellea del Foc, Ana Belén Castelló, y la especialidad, junto a los pescados y mariscos frescos traídos a diario del Mercado Central, de El Ferrao, el bar que su padre, Roberto, regenta desde hace 19 años en la céntrica calle Juan de Herrera de Alicante. El Ferrao es un bar muy alicantino, punto de encuentro de foguerers y otros festeros, en el que los más asiduos conocen desde que era una niña a la nueva representante de las Hogueras. «Me han visto crecer, conozco a todos lo clientes porque la mayoría son habituales», comenta Ana Belén, que sonríe entre besos y enhorabuenas. «Me puse la tele hasta las tantas y vi cómo la elegían. No había color. Es extraordinaria. Será mi partidismo hacia ella y toda la familia, porque la conozco casi desde que nació», explica Francisco Lloret, un habitual de El Ferrao, «aquí medito, me tomo mi tinto y me voy a casar a comer», afirma. Otro es Fofi, que felicita a la festera, y que fue portero de la Plaza de Toros. Y es que el padre de la Bellea regentó el Club Taurino durante 12 años en la calle Pintor Velázquez. No es de extrañar que le gusten los toros, igual que a la propia Ana Belén, que huye de polémicas. «Hay que respetarlo todo, también a quienes no les gusten, claro que sí».

Tanto el Club Taurino como El Ferrao son parte de la historia personal de la risueña Bellea del Foc. En este último está su foto con un añito y luciendo mantilla de alicantina que su padre muestra con devoción en la mirada, lo mismo que otra con su hermano, ahora de 17 años, vestido de foguerer; también hay un collage de imágenes de presidentes de las Hogueras como Pedro Valera y de Belleas como Blanca Ortiz, Ana Guillén y Raquel Alcaraz almorzando en el bar; una pizarra en la que el propietario avisa a los clientes del cierre en Hogueras para vivir intensamente la Fiesta con la niña de sus ojos; y la partitura del pasodoble que la Bellea tiene con su nombre desde que era belleza infantil, regalo del compositor Manuel Castelló, de Agost, localidad natal del padre. Su madre, Ana Ríos Luna, es alicantina, y la familia tiene una casa en Aigües, donde pasan tiempo libre.

Cuenta el padre, quien lleva más de 30 años en el negocio de la restauración, que Ana Belén tiene sus estudios (le quedan tres asignaturas de Maestro en Educación Infantil que le gustaría sacarse este mismo mes) pero que desde niña ha pasado tiempo en el bar familiar con sus padres, echando alguna mano puntualmente. «Cuando estaba en el instituto, salía a las dos y venía a comer con mi abuela y mi madre cada día. Ahora vengo un mínimo de una vez a la semana a comer», explica ella.

Su llegada al mundo de las Hogueras, hace ya 12 años, también está unida al bar, por su cercanía a la calle San Vicente, comisión a la que representa la joven festera. «No tenían belleza infantil y una amiga de mi mujer le preguntó si la niña quería salir. Ahí empezó mi ruina», bromea Roberto Castelló.

En El Ferrao está el corazón de la Bellea. Por su padre y por su novio desde 2010, Julián Padilla, que trabaja en el negocio familiar, y que está «muy contento por ella, lleva muchos años en las Hogueras y lo vive con mucha intensidad». Es consciente de que en el próximo año verá mucho menos a Ana Belén por sus compromisos con la Fiesta, «no pasa nada, si es por las Hogueras, algo que le hace tanta ilusión». Aunque no está apuntado, a él también le gusta la Fiesta, «me he vestido con ella para la Ofrenda, he bailado en los playbacks, en la proclamación me vestiré para subir con el cojín, y lo que le haga ilusión a ella. También le echo una mano a la comisión en los montajes, he tirado tracas...». Por su parte, el cocinero del bar, Samuel Pozuelo, que es de Redován, siguió por la tele la elección «y sufrí mucho porque no salía su papeleta». Porque el nombre de Ana Belén iba en el séptimo y último sobre de las finalistas pero, sin tiempo para asumirlo, fue nombrada Bellea del Foc. Tantas emociones obligaron a atender a una de sus dos abuelas, presentes en la gala. «Cómo le voy a decir que no a un cliente que me pide 35 ó 40 euros por el anuncio en el llibret de una hoguera...», reflexiona el padre.