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La Fiesta se lleva en los genes

Las candidatas infantil y adulta de las hogueras Ruperto Chapí y Bulevar del Pla son madre e hija

La Fiesta se lleva en los genes

Las madres alardean de niñas y las niñas, de madres. Claudia Esteban y Alma Rumbeu sueñan con salir esta noche de la Plaza de Toros formando parte de la corte infantil de las Hogueras (la elección está prevista para las 21.30 horas) pero, ¿y si fueran sus progenitoras las elegidas para representar a las fiestas de fuego? «Mi mamá está muy guapa, de alicantina, y de gala, de todo», dice Claudia, candidata infantil del céntrico distrito Plaza de Ruperto Chapí mirando a su madre, candidata adulta de la misma comisión. Alma apunta, orgullosa, cómo otras niñas le comentan: ¿y por qué no sale tu madre de Bellea?, en referencia a Isamari Bernabéu, de Bulevar del Pla. Y relata cómo en el desfile por la pasarela del Puerto se enganchó a la valla «chillando como una loca» al verla.

Sin embargo, las madres no quieren nada que sus hijas no puedan conseguir: si alguna tiene que ser Bellea o Dama del Foc coinciden en que deben serlo sus retoños. «Tenemos la ilusión en nuestras hijas», dice Isamari. «Ya le dije al jurado que mi prioridad es la niña. Ella me comenta qué pasaría si salgo yo elegida y ella no, pero le he dicho que eso no va a pasar», replica Romina. Aparte de que «tenemos los pies en la tierra. Claro que no vamos a ser ninguna de nosotras las elegidas, que serán chicas más jóvenes».

Al final será lo que decidan los jurados, añadió Claudia, con madurez impropia de su corta edad. Sea como sea, ambas madres coinciden en que la intensa experiencia como candidatas no sólo ha invadido sus casas de mantillas, trajes y adornos, también las ha unido más. «Es una cosa sólo de las dos, haciendo lo que a las chicas nos gusta. Hemos ido juntas a todo, hasta a la modista, me he sentido como una madre que casa a su hija», asegura Romina. «Las demás candidatas ya conocen a nuestras niñas. Volvería a repetir esto con los ojos cerrados», afirma por su parte Isamari. «Gracias a esto hemos compartido momentos muy especiales con las niñas. Ha sido una pasada», dicen las dos.

Por todo ello recomiendan a otras madres con hijas que están en las Hogueras «a que se animen a ser bellezas y se presenten. No es por nosotras, es por las niñas». Ésta es la primera vez que Romina, de 38 años, es belleza, aunque lleva en la Fiesta varios lustros. Isamari, que ha cumplido 40, ya lo fue con 18 años, «y ahora lo he disfrutado mucho más». Sin los condicionantes o presiones, dicen, que las candidatas más jóvenes pueden sentir de sus familias, de sus hogueras o del jurado. El caso es que desde que no hay límite de edad para las candidatas, no ha salido del fuego ninguna casada ni con hijos. «Es algo que llegará, tampoco hay que forzarlo. Aquí aún se ve poco pero en Valencia la mayoría de falleras tienen hijos, es muy común».

Además de Claudia, Romina tiene otro niño, de 8 años, y trabaja. Es empresaria de hostelería y gestiona un salón de belleza. Isamari a su vez trabaja dando clases de baile en un colegio. «Vamos atacadas. Hay que organizarse porque son muchos actos, y hemos ido a todos porque si estás en esto es para disfrutarlo», asegura Romina, vestida de tul para los ensayos.

«Nos llevamos 15 años con la mayoría de las candidatas pero nos han acogido muy bien. También somos modernas, nos acoplamos, hablamos de todo con ellas, somos un poco mamis y cómplices». Así lo han vivido, como «un chute de juventud» que las ha hecho revitalizarse saliendo de la monotonía.

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