El hombre, de 62 años, llegó a la oficina de empleo. Pidió un certificado sobre la percepción de prestaciones que acreditara su delicada situación: está desempleado y ya no cobra ninguna ayuda. Es un documento muy común que solicitan en Cáritas, Cruz Roja, bancos de alimentos o los servicios sociales para ofrecer su auxilio al necesitado, a veces hasta la atención más perentoria como el reparto de comida. Pero el hombre se topó con una dictadura mixta: la administración electrónica y la inflexible burocracia.

Desde la reforma que entró en vigor el pasado 11 de abril, este documento que antes se entregaba en papel con sólo mostrar el DNI en la oficina correspondiente, ahora obliga al usuario a disponer de un teléfono móvil y una dirección de correo electrónico. Es la única forma „no hay otra„ de obtener el certificado digital, la nueva vía para conseguir un simple certificado de prestaciones.

Pero el hombre que anteayer llegó a la oficina del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) de Alzira no tiene teléfono móvil y jamás en su vida ha utilizado internet. Además, tras habérsele muerto un hermano inválido hace meses, no tiene familia más allá de una madre nonagenaria.

Así que no vio otra forma de conseguir el papel que buscar a una conocida dispuesta a darle su número de teléfono móvil para que allí le envíen un mensaje de SMS con la contraseña necesaria con la que acceder a la sede electrónica del SEPE y realizar los trámites. Trámites que él no sabe hacer y que alguien tendrá que hacer por él, lo más seguro es que previo pago. La empleada de un locutorio consultado ayer al azar informó de que su local cobra 80 céntimos por realizar esa gestión.

A este hombre analógico, necesitado e impotente a partes iguales lo atendió Ricard Bort, funcionario en la oficina del SEPE de Alzira y delegado por Intersindical en la Junta de Personal de la Administración General del Estado en Valencia. Bort pone de relieve lo kafkiano de la situación: para poder pedir un plat de calent has de tener teléfono móvil y acceso a internet y a una impresora que imprima el certificado.

Si se trata de un matrimonio con los dos miembros necesitados, han de tener un móvil cada uno, porque sólo puede asociarse un DNI a un mismo número de móvil. Eso ocurrió el otro día: acudió una pareja con sólo un móvil. Tuvieron que dar también el número del hijo, pero estaba en el instituto y lo tenía apagado. Imposible realizar la operación. El teléfono fijo no sirve de nada en este caso.

«Debería ser optativa»

Según denuncia Bort por la experiencia que están teniendo en las oficinas de empleo en estas tres semanas del nuevo sistema, se están generando desigualdades preocupantes. «Muchas personas que acuden aquí a por ese documento vienen de barrios degradados, es gente mayor o de entornos rurales. Algunos de ellos no conocen lo que es internet. Además, es gente que por lo general tiene una situación económica delicada, ya que no tiene trabajo. Y la Administración, en vez de facilitar al parado cualquier trámite, en este caso concreto lo dificulta bastante», denuncia el funcionario. A su juicio, «la administración electrónica debe ser optativa, nunca obligatoria».

Aparte de necesitar un número de teléfono móvil, el nuevo sistema obliga al usuario a tener unos conocimientos informáticos que muchos no poseen. Se incrementará así el negocio de gestores y locutorios con un agravante que señala el delegado sindical del Col·lectiu Autònom de Treballadors: «Con este certificado se puede acceder a toda la administración vía web y realizar gestiones». Y si las contraeñas están en manos ajenas, podrían operar por él en otros campos de la Administración.

De hecho, la propia aplicación del Ministerio de Empleo y Seguridad Social advierte al usuario de que «los códigos PIN obtenidos en este servicio son personales e intransferibles». Pero si el interesado es como el hombre de anteayer en Alzira, quizá éste sea el menor de todos los problemas.