La directora general del Agua, Liana Ardiles, ha asegurado que el abastecimiento ante la actual sequía en el sureste peninsular «está garantizado» y ha anunciado que la próxima campaña de riego se realizará «con total normalidad», ya que las cuencas más afectadas, las del Júcar y el Segura -sobre las que el Gobierno ha declarado la situación de sequía-, «se están recuperando, aunque de forma lenta».

En concreto, ha dicho que «hay que ir paso a paso, pero se descartan los cortes de suministro de agua para el abastecimiento y para el regadío». Ardiles ha señalado que las proyecciones de cambio climático, la escasez de precipitaciones en el este peninsular, las sequías y también las inundaciones convierten a España en «vulnerable» a los efectos de la sequía. Por ello, en el marco de la planificación, ha dicho que el Estado tiene el compromiso de revisar sus planes de sequía antes del 31 de diciembre de 2017, de modo que incluirán una previsión de los efectos del cambio climático. Así, ha precisado que la sequía se produce tras un periodo de precipitaciones inferiores a las normales (sequía meteorológica) durante un periodo prolongado de tiempo (hidrológica), es decir que una sequía meteorológica no implica necesariamente una sequía hidrológica. Respecto a la cuenca del Segura, ha recordado que el sistema del Trasvase Tajo-Segura estuvo en alerta en 2014 -cuando los indicadores ponen de relieve la necesidad de adoptar medidas preventivas para retrasar la posibilidad de entrar en situación de emergencia-. Posteriormente, a partir de 2015 llegó a estar en situación de emergencia, que es un estadío superior, en el que los indicadores de sequía están en sus mínimos porque las reservas de agua están muy bajas, lo que implica adoptar medidas mucho más restrictivas en cuanto al empleo del agua y a la gestión de las reservas.

Primavera lluviosa

De hecho, ha apuntado que en enero de este año no hubo trasvase del Tajo al Segura porque, de acuerdo con las reglas de explotación del trasvase los niveles en los embalses de cabecera no lo permitían. En la actualidad, Ardiles ha afirmado que «el trasvase sigue mejorando pero no está aún en los límites de fase anterior a la emergencia», aunque confía en esta primavera que está siendo muy lluviosa y podría recuperar los sistemas. «Vamos mejor, pero no estamos recuperados», ha admitido la directora general, porque en las cuencas del Júcar y del Segura, la precipitación acumulada en lo que va de año hidrológico (1 de octubre de 2015 a 30 de septiembre de 2016) es un 60 por ciento menor que la media de los últimos 50 años.

Todo ello, sin hacer mención a otro problema: tal y como adelantó ayer domingo este diario el adelanto de los regadíos en Castilla-La Mancha bloqueará el trasvase durante el verano al no dejar que se recuperen los embalses de cabecera a los que hacía referencia Ardiles. Esta circunstancia provocaría que los agricultores de Alicante sólo reciban la tercera parte del caudal que necesitan.

Ardiles también se refirió a los 30 hectómetros cúbicos de agua desalada procedentes de la planta desaladora de Torrevieja. En total, resumió que en el marco de los reales decretos de Sequía se han puesto en funcionamiento distintas medidas con las que se han logrado 70 hectómetros cúbicos adicionales de agua desalada y otros 220 hectómetros cúbicos adicionales en esa cuenca.