Todo cambia cuando se ve en 3D, incluso el cerebro humano. Lo saben bien los 40 neurocirujanos de todo el mundo que ayer se reunieron en Alicante para asistir a un curso con el objetivo de ensayar nuevas técnicas quirúrgicas y que contó con la proyección de imágenes en 3D en un cine de Alicante. El servicio de Neurocirugía del Hospital General de Alicante es el encargado de organizar, por tercer año consecutivo, esta actividad formativa, que reúne a especialistas llegados de países como Brasil o Italia. «La anatomía del sistema nervioso no se parece a la de ningún otro órgano», explica Pedro Moreno, jefe del servicio de Neurocirugía en el Hospital General. Los pulmones o el corazón, añade, «por dentro son más o menos uniformes. En el cerebro, avanzar un milímetro supone encontrarte un trastorno del lenguaje, de visión, de personalidad... las diferencias son mínimas». También el abordaje de este órgano es complicado, asegura Moreno. «Hay que elegir siempre el mejor camino y con el que se produzcan menos daños».
De ahí la importancia de cursos como el de ayer para profundizar en el conocimiento del cráneo y del cerebro, aprovechando la tecnología 3D que permite una visión tridimensional de todas las estructuras cerebrales. «No es lo mismo ver el órgano en una pantalla normal que en una de 15 metros y en 3D, el resultado es espectacular», afirma el responsable de Neurocirugía del centro sanitario.
Este año, la sesión formativa se ha dedicado al abordaje de la fosa craneal anterior. «Hay varias formas de acceder a ella, desde arriba por el cráneo mediante un microscopio o desde la nariz a través del endoscopio». Durante la sesión de mañana, celebrada en los cines Panoramis, los médicos asistieron a una sesión de anatomía con imágenes en 3D de disección de cadáveres. Por la tarde el curso se trasladó a la sala de disección de la Facultad de Medicina para poner en práctica sobre los cadáveres todo lo aprendido por la mañana. Allí se aprovecharon las técnicas desarrolladas por el Departamento de Histología y Anatomía de la UMH para la preservación de cadáveres. A través de la técnica de Thiel, los cuerpos mantienen el aspecto y el tacto. «Son cuerpos preparados para poder hacer prácticas en unas perfectas condiciones», afirma Moreno.
