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La custodia compartida, a debate

La petición del PSPV de que se derogue la norma ha vuelto a cuestionar el sistema de crianza de los hijos tras una separación

La custodia compartida, a debate

¿Custodia compartida de los hijos tras un divorcio en la que el niño pasa la mitad del tiempo con la mamá y la otra mitad con el papá o régimen de visitas en el que vive con uno de ellos y el otro lo ve un fin de semana de cada dos y la mitad de las vacaciones? Dos sistemas con firmes defensores y opositores en los juzgados, en la calle y en la política. De hecho, este tema ha provocado uno de los primeros desencuentros en las Cortes Valencianas entre los socialistas y sus socios de Compromís. Y es que, cinco años después de que el PP, con el apoyo de la formación de Mónica Oltra, aprobara la ley de Custodia Compartida en la Comunidad Valenciana que considera preferente este sistema frente a la custodia de uno de los progenitores, el PSPV ha anunciado su intención de derogarla. ¿Por qué? Rosa Peris, secretaria de Igualdad del PSPV-PSOE y portavoz adjunta de su grupo en las Cortes resume la postura de su grupo en dos palabras: «Es impuesta». Para aclararnos; mientras que en el conjunto de España si no hay acuerdo entre los progenitores se tiende a apostar por el régimen de visitas en el que uno de los padres -la madre en el 73% de los casos y el padre en el 5,3%- tiene la custodia, en varias comunidades como la valenciana «se ha establecido la custodia compartida automática como regla general de la decisión judicial aunque haya oposición o malas relaciones entre los progenitores» en palabras de Rosa Peris. «Nosotros lo que pedimos es que se pongan a disposición de los jueces todos los instrumentos y datos posibles para que decida en cada caso qué solución es la mejor ya que estamos viendo que los juzgados están atascados con denuncias cruzadas porque la custodia compartida impuesta no funciona».

Frente a esta postura, Compromís considera que «la obligación de compartir faena de crianza y cuidado de descendientes debe realizarse de la manera más paritaria posible» tal como resumió el día 13 Mónica Oltra en las Cortes.

En cualquier caso, las custodias compartidas van en aumento. En el país se han duplicado en cinco años. Así en 2010 sólo se concedía en el 10,5% de los casos y cinco años después son el 21,3%. En la Comunidad Valenciana con la ley que prioriza la custodia compartida, esta cifra supera el 30%. Rosa Peris, con todo, incide en que cuando hay acuerdo entre las dos partes se sigue apostando mayoritariamente por la custodia de uno de los padres «porque las dedicaciones a la familia siguen siendo desiguales y la mujer sigue siendo en general sobre la que recae el mayor peso en el cuidado de los hijos y los mayores».

Este punto de vista es rechazado frontalmente por colectivos de separados (mayoritariamente de hombres pero también de mujeres) como la Asociación Custodia Compartida de Alicante, ACCA, cuyo vicepresidente y responsable de Comunicación, José Quesada, ha señalado que «nos parece fatal la postura de los socialistas porque están muy alejados de la realidad social. Desde 2011, el número de custodias compartidas ha aumentado con un beneficio para los menores. Todo han sido ventajas. Sólo pedimos igualdad de trato ante la ley y que los padres podamos participar en la crianza y en la educación de nuestros hijos y, al tiempo, que a la madre no se la condene a ser cuidadora de por vida. Padres y madres somos igualmente responsables de nuestros hijos y los menores necesitan el afecto de los dos». Quesada asegura que «la custodia, si no es compartida, se da habitualmente a la madre sin tener en cuenta que el papel de los padres está cambiando y son muchos los hombres que ahora se implican en el cuidado de la familia y no se les puede echar a un lado. Hay una evolución y no podemos mirar siempre al pasado». Quesada recuerda que su postura no sólo es defendida por hombres y, de hecho, preside su asociación una mujer, Beatriz Iniesta.

Al intentar comprobar si la custodia compartida funciona o no, uno se encuentra con que, como en botica, hay de todo. En los casos en los que se adopta esta decisión de mutuo acuerdo, las relaciones de los padres son buenas y no viven lejos, suele funcionar, o eso al menos les ha ocurrido a Juan Carlos y a Nuria (nombres falsos) una pareja alicantina que, tras su divorcio, optó por la custodia compartida. Su hijo Juan, de 9 años, tiene un cuarto propio en cada casa y ropa y juguetes en las dos. Los padres, con todo, no son inflexibles. «Si el niño prefiere quedarse, por lo que sea, más tiempo con su padre o conmigo lo hablamos y no hay problemas», señala Nuria quien considera que es fundamental para que esto funcione que haya confianza en el otro y una comunicación constante. «Si Juan tiene algún problema, está triste o le ocurre algo, inmediatamente nos llamamos mi ex y yo para que el otro lo sepa».

Pero no todas las parejas que se separan tienen buenas relaciones. Organizaciones como Fundación Mujeres consideran que la custodia compartida sólo es beneficiosa cuando se pacta entre las partes pero que si no hay acuerdo, «es un disparate». Una quincena de organizaciones de mujeres, muchas de ellas feministas, reclamaron hace un año a los partidos políticos valencianos la derogación de la ley de 2011. En un documento señalaban que a través de la normativa valenciana «se impone la custodia compartida a golpe de mazazo judicial en situaciones de conflicto grave entre progenitores y siendo los menores involucrados los grandes perjudicados». Estas entidades aseguraban que se ha llegado a conceder la custodia compartida «habiendo antecedentes probados de malos tratos». La socialista Rosa Peris incide en esta cuestión asegurando que «está ocurriendo», aunque matiza que «la última reforma de la ley del menor dice a los jueces que, en caso de violencia de género o indicios fundados con órdenes de alejamiento o medidas preventivas de protección, no se conceda la custodia compartida, y muchos jueces en estos casos no la dan, pero depende de cada juzgado». Por contra, José Quesada, de ACCA niega que la custodia compartida se dé de forma automática. «No se impone, los jueces tienen en cuenta sobre todo el bienestar del menor y tiene que haber una valoración positiva de los peritos. Somos los primeros que no queremos que una custodia compartida afecte negativamente a un menor y estamos de acuerdo en que desde el minuto uno haya un mediador y, por supuesto, si hay violencia, estamos en contra de que se dé».

Otra cuestión que alegan los colectivos y partidos contrarios a la custodia compartida es que se pide en muchos casos para no tener que pagar la pensión alimenticia. «Mi ex pidió la custodia compartida para no pagarme la pensión y se la dieron, y muchas veces cuando le tocan los niños los deja con sus padres y pasa», indica una mujer de Elda que está intentando recuperar la custodia individual. «Hay tres contenciosos en los divorcios», señala Rosa Peris, «las pensiones a los hijos, el domicilio y la custodia y sí hay casos que lo hacen por no pagar o que utilizan la amenaza de pedir la custodia compartida como arma de negociación de dinero o de lo que sea». José Quesada niega que esto sea lo habitual. «Es mucho más simple, queremos a nuestros hijos y deseamos estar con ellos». Sobre el dinero, el vicepresidente de ACCA aclara que «no es verdad que el padre deje de pagar si hay custodia compartida, sólo ocurre si padre y madre están al mismo nivel económico, si no, debe seguir pagando la manutención».

Lo que sin duda parece deseable es que los jueces puedan analizar cada caso en profundidad para ver qué es lo más conveniente, algo que no siempre es fácil por falta de medios.

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